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Juan Pablo Campos
columnista

Las oportunidades comerciales con Corea

Corea del Sur se ha convertido en una potencia mundial, jalonada por su clase empresarial y, en particular, por sus pymes.

Juan Pablo Campos
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Juan Pablo Campos

Pasaron 19 meses desde que el Senado de la República aprobara el TLC con Corea para que finalmente entrara en vigencia el pasado 15 de julio. Supongo que ProColombia y el ICA, de la mano de la Embajada de Colombia en Seúl, han trabajado diligentemente para lograr admisibilidad fitosanitaria a más productos agrícolas colombianos que nos permita capitalizar las oportunidades que, en efecto, ofrece este importante mercado asiático.

Indudablemente, es una de las economías más dinámicas de Asia. El pueblo coreano es admirable en muchos aspectos. Mientras el norte comunista se ha quedado suspendido en el tiempo, oprimido y sin desarrollo, Corea del Sur se ha convertido en una potencia mundial jalonada por su clase empresarial y en particular por sus pymes. La sociedad surcoreana y su Gobierno lograron alinear políticas orientadas a promover la investigación y el desarrollo, la educación y formación de profesionales -particularmente en tecnología-, invirtieron en una moderna, eficiente y competitiva infraestructura, combatieron la corrupción con mano firme y promovieron una cultura de trabajo dedicada y comprometida por el bien común.

En Colombia nos falta alineación entre el sector privado y el sector público. Aquí pagamos más impuestos, nuestros costos de servicios, transporte y logística son elevadísimos, la corrupción es rampante. Evidentemente competimos en desventaja, los productos agroindustriales colombianos tienen posibilidades en el mercado coreano, pero solo estudiándolo cuidadosamente y concientizándonos de los altísimos estándares de calidad en el producto y su empaque, y con constancia en la comunicación y agilidad de nuestra respuesta lograremos desarrollar negocios de manera constante y creciente.

Los coreanos no son compradores sencillos. La oficina de ProColombia en Seúl y el ICA en Colombia son aliados fundamentales para concretar la oferta agrícola que presentaremos. Los empresarios deben disponer del tiempo y los recursos para conocer el mercado, mediante giras de negocios que permitan establecer vínculos comerciales acertados. Al coreano le gusta firmar exclusividad en los negocios. El secreto para nuestros empresarios es identificar la empresa correcta con quién casarse para acceder a ese mercado.

Café y banano tienen un gran potencial, pues el desmonte arancelario es el más rápido y la demanda en Corea es importante. Las demás frutas y hortalizas están sujetas a la admisibilidad fitosanitaria y a una ordenada oferta colombiana. Aquí es vital el trabajo conjunto empresa privada y Gobierno. El desmonte arancelario para el azúcar es de 16 años, también con un potencial enorme. Para las carnes de bovino, cerdo y pollo, está entre 10 y 19 años. Parte del secreto de conocer los mercados es entender cómo consumen la carne, el pollo, el cerdo y el pescado, pero también sus subproductos. Los estándares de control de calidad y empaque son vitales para lograr contratos estables y de volúmenes crecientes.

En particular, el sector de alimentos orgánicos, verdes, sostenibles y socialmente responsables, en los que tengo experiencia, tiene un gran potencial. Es un nicho de mercado creciente, en el cual Colombia tiene la oportunidad de posicionar un nombre como origen privilegiado para suplir productos de alta calidad, limpios y trazables a los consumidores coreanos. Aquí también se requiere de una alianza público privada para lograr el posicionamiento en el consumidor local. Las oportunidades están, tenemos ahora que afinar nuestra estrategia para capitalizarlas.

Juan Pablo Campos
Empresario especializado en Comercio con Asia
[email protected]

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