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Lucas Echeverri Robledo

Tal vez lo que necesitamos son menos leyes

Lucas Echeverri Robledo
POR:
Lucas Echeverri Robledo

Un problema endémico de nuestro país a la hora de promulgar leyes, decretos, entre otros, es que no se hacen con el juicio necesario para que el resultado que se busca con la norma realmente tenga el efecto deseado, en lugar de contribuir al enrarecido tamiz burocrático, que solo sirve para hacer la vida imposible al ciudadano y dificultar el crecimiento económico del país, aumentando, de paso, la informalidad.

Estamos acostumbrados a vivir en ese mundo de normas absurdas, a las que se llega por la inoperancia del Estado que, al no se capaz de hacer cumplir las más simples reglas de convivencia, resuelve promulgar leyes confusas, una sobre otra y ver si, de casualidad, al reglamentar todo, el resultado sea milagrosamente el deseado.

El ejemplo más claro es la lucha contra el narcotráfico, ya que para combatirlo se han emitido algunas de las leyes más absurdas y poco inteligentes del país, y el flagelo, que se ha pretendido combatir, sigue vivito y coleando, al igual que los efectos nocivos de dichas normas en la economía nacional.

Un ejemplo es el de la industria aeronáutica colombiana, hasta los años 60, una de las más grandes del hemisferio, mayor incluso que la de Brasil, que fue exterminada por la lucha contra el narcotráfico, sin importar que fuera generadora de empleos de buen nivel y altos ingresos. El resultado: Colombia con narcotráfico y sin industria aeronáutica. Brasil con Embraer.

Otro ejemplo: abrir una cuenta en un banco, o recibir un giro del exterior. La cantidad de papeles que se piden es absurda, la mayoría, claro está, para controlar el narcotráfico. No sé cómo hacen en otros países, pero me queda claro que no le piden a uno el CIIU, la huella 4 o 5 veces, ni le hacen escribir una carta al Banco de la República contando qué va a hacer con el giro firmado por el revisor fiscal. El resultado: cantidad de gente fuera del sistema bancario. Y claro, el narcotráfico intacto, y si este sigue campante, concluyo que las trabas tampoco han parado el lavado de dinero, solo lo ha sofisticado.

Ahora, ni hablemos de pagar impuestos, esto si que es una odisea. Con formularios creados por unos señores encerrados no sé dónde, que sin pudor, vuelven algo de por sí difícil, en un imposible, por lo que los ciudadanos prefieren no entrar al sistema, ya que las obligaciones son muchas, costosas y difíciles de cumplir. Resultado: una informalidad y evasión tributaria importante con todos los inconvenientes que esto le crea al país.

Los ejemplos adicionales son numerosos. Así, ¿qué tal si dejamos de pensar que todo se resuelve con una ley y más bien hacemos cumplir las normas que ya existen? ¿No es increíble que tenga que haber un decreto que prohíba pedir el certificado de supervivencia? ¿O que se tenga que crear una ley para cada caso que se ponga de moda, ataques con ácido, o minería, léase bien, ‘ilegal’?

El problema es que cualquiera que esté por fuera de la ley actúa impunemente, y lo sabe. Si no hubiera tantas normas, la gente honesta no tendría que sufrir doblemente la ineficacia del Estado. Una, al ver sus derechos violados, y dos, al tener que padecer la burocracia del Estado para poder trabajar honestamente.

Lucas Echeverri

Consultor

[email protected]

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