“En Japón la naturaleza siempre ha sido destructiva y generosa a la vez. Así es como los japoneses desarrollaron su forma de vida: coexistiendo en armonía con la naturaleza, una filosofía que constituye la base del sintoísmo, antigua religión indígena del pueblo japonés”. Quien habla es Mari Fujimoto, directora de Estudios Japoneses en el Queens College de Nueva York y autora del nuevo libro ‘Ikigai y otras palabras japonesas para una vida plena’ (editorial Lunwerg), que más que un libro es una poesía encuadernada. En él se pueden conocer hasta 40 palabras de la cultura japonesa, aunque, obviamente, no son palabras cualquiera. Todas ellas han sido seleccionadas cuidadosamente porque sintetizan algunas creencias y valores por los que se rigen los japoneses.
“Soy lingüista de formación. Cursé todos mis estudios superiores en Nueva York, donde ahora imparto Lengua y cultura japonesas, pero nací en Tokio. Cuando tenía dos años, nuestra familia se trasladó a una población rural de la zona de Kansai para estar con los progenitores de mi padre, ya ancianos. Recuerdo con cariño pasar el Obon, festival que honra a los antepasados, en casa de mis abuelos —ambos centenarios— en compañía de mis primos. Correteábamos por los verdes arrozales que se extendían hasta la cordillera al final del horizonte, bailando, cazamariposas en mano, bajo un sol cegador. Mi madre, mis tías y mi abuela habían preparado la cena. Toda la familia se sentaba alrededor de una enorme mesa sobre la que descansaban fuentes de tomates grandes y rojos cortados en rodajas, **sukiyaki **humeante, encurtidos de cebolla (que a mí nunca me gustaron mucho) y arroz cocido. Todo se cultivaba en nuestras tierras. Era una forma de vida indisociable de la naturaleza que nos rodeaba”, explica la autora en su libro.
Tal y como explica, la naturaleza siempre ha ido ligada a la cultura de Japón. No hay más que viajar a las raíces del sintoísmo para entenderlo. “La creencia del sintoísmo es bastante sencilla: todo lo que hay en la Tierra —desde las rocas hasta los árboles, los ríos, los animales y los seres humanos— posee un espíritu. Para mantener la armonía, la gente debe coexistir pacíficamente con numerosos espíritus y procurar no molestarlos ni enfadarlos; de lo contrario, habrá graves repercusiones, como plagas, desastres naturales y muerte. En otras palabras, debemos mantener la naturaleza cerca de nosotros, y tratarla con respeto y temor a un tiempo”.
Este sistema de creencias evolucionó hasta llegar a convertirse en la forma tan singular que tienen los japoneses de apreciar la belleza actualmente. Pero, ¿qué es la belleza para la cultura japonesa? Para entenderlo de nuevo hay que viajar a la naturaleza donde todo es imperfecto, de ahí su belleza.
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UN DICCIONARIO PARA LA VIDA
Las palabras que Mari Fujimoto ha seleccionado para su libro, que, por cierto, están bellamente acompañadas de ilustraciones y fotografías de Michael Kenna, pretenden hallar precisamente esa belleza de lo más mundano, de nuestro día a día.
Las palabras están clasificadas en distintas categorías como armonía ¡, gratitud o mindfulness, pero puedes empezar a leer este libro por la sección que quieras. Los conceptos que en él se presentan están interrelacionados, de modo que, cuando hayas leído todas las secciones, obtendrás una imagen global, como si hubieras completado un rompecabezas. “Confío, pues, en que este libro te permita dar tus primeros pasos hacia una vida más auténtica, significativa y creativa”, expresa Mari.
En el libro también puedes encontrar algunos haikus. Estos poemas tradicionales japoneses, escritos por Matsuo Bashō, maestro de la poesía del siglo XVII, evocan una profunda intensidad emocional en un espacio muy condensado, y plasman todo un mundo de sentimientos en tan solo diecisiete sílabas. Los haikus captan momentos de quietud, belleza y fugacidad y aúnan muchas de las ideas que ocupan un lugar destacado en el libro.
También verás que cada palabra va acompañada de dos sistemas de escritura japoneses: el hiragana y el kanji. Ambos sistemas se derivaron de caracteres chinos hace más de un milenio. El hiragana es un sistema de escritura fonética, similar a un alfabeto, y se distingue por su aspecto curvo, que representa sonidos de la lengua japonesa. Por otro lado, el kanji se compone de ideogramas: símbolos que representan una idea completa o un objeto, en lugar de los sonidos de una palabra. Reconocerás el kanji por sus caracteres, que constan de líneas rectas y diagonales. “He incluido estos sistemas de escritura para que puedas comprender los elementos que constituyen las palabras en japonés y cómo se combinan para darles un significado”, añade.
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4 PALABRAS PARA ENTENDER LA CULTURA JAPONESA
Wakei-seijyaku 寂
Esta palabra, formada por la suma de sus cuatro caracteres individuales, aúna la armonía (wa), el respeto (kei), la pureza (sei) y la tranquilidad (jyaku) para crear un concepto zen de serenidad y aprecio. Se trata de tomarse el tiempo y esmero necesarios para crear un momento de calma interior: vivir con arreglo a wakei-seijyaku significa detenerse, percibir, estar presente.
**物 の 哀 れMono-no aware **
Mono-no aware constituye la esencia de la relación que establecen los japoneses con la vida y la muerte. Este concepto se refiere a la sabiduría de reconocer la belleza en cada una de las facetas que componen una experiencia, e incluso en aquello que podemos percibir como “negativo”, ya sea en la naturaleza o en nosotros mismos. Algunos ejemplos serían el dolor, la debilidad, la sencillez, la soledad y la muerte.
生生 き が いいIkigai
Ikigai, o ‘algo por lo que vivir’, es la esencia del disfrute y la motivación que nos impulsa a levantarnos cada mañana y nos mantiene activos cada día. Cada persona tiene su propio ikigai, una combinación de pasión, vocación y misión: la búsqueda de una respuesta a esas difíciles preguntas sobre tus sentimientos y valores. Traza el camino para hallar el impulso que te hace seguir adelante y recordar que esta fuerza positiva de realización está sujeta a cambios.
**言言 霊霊Kotodama **
En Japón, las frases comúnmente utilizadas para saludar tienen una esencia mágica. Mucha gente cree en kotodama: palabras que, al pronunciarlas, poseen un poder casi espiritual. Así, mientras que las palabras amables y sinceras atraen la buena suerte, como si fueran una especie de oración, las palabras malintencionadas pueden acarrear calamidades.
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