Santa Cosa: el proyecto que recupera el arte de poner la mesa

Blanca y Marta Handrich son dos hermanas valencianas que han decidido llevar un paso
más allá la tendencia conocida como ‘tablescape’. En Santa Cosa nos dan la bienvenida a esta oda del objeto cotidiano.
Santa Cosa.
Nuel Puig

Si hubo una práctica que se elevó a su máxima expresión durante la pandemia, no fue otra que la conocida como tendencia tablescape. Esta consiste en el arte de poner la mesa más allá de cómo se distribuyen los alimentos, aquí entran en juego todos los elementos necesarios para una buena presentación. Hablamos de la vajilla o mantelería, pasando por velas y flores hasta las. minutas con el menú a degustar o la tarjeta con el nombre de la persona invitada.

Piezas de Santa Cosa.

Nuel Puig

Fue con la llegada de las jornadas de confinamiento en casa haciendo recetas y los posteriores encuentros en petit comité ocasionados por las restricciones, cuando nuestras casas cobraron protagonismo propio y se convirtieron en espacios dignos de cualquier perfil de Pinterest.

Ahora, años después y con el lejano recuerdo de la pandemia en nuestra memoria, continuamos manteniendo esta práctica heredada y son muchas las personas las que disfrutan no solo con el arte de poner la mesa, sino también con el arte de recibir. Y es ahí cuando tienen mucho que decir las hermanas Blanca y Marta Handrich, que han hecho del tablescape su marca de identidad. Lo han conseguido con Santa Cosa, su proyecto más personal hasta la fecha que nació en plena época navideña de 2023 y que ya ha conquistado tanto a clientela local como de diferentes partes del globo.

Hermanas Blanca y Marta Handrich.Nuel Puig

En palabras de sus creadoras, Santa Cosa se traduce en “la democratización del lujo cotidiano”. Y no se nos ocurre una declaración de intenciones más bella que esta. ¿Conocemos en profundidad el proyecto?

Los inicios de Santa Cosa

Santa Cosa nació como la mayoría de las mejores ideas, por pura casualidad. Fue en una comida durante las fiestas navideñas en casa de la madre de las protagonistas de esta historia: “El año pasado me independicé y comencé a decorar mi casa con tesoros que encontraba ya fuera en el desván de mi madre, en tiendas de segunda mano, en mercadillos vintage e incluso en subastas. Un día se le ocurrió a mi hermana Blanca que toda esa búsqueda, además de para decorar mi casa, también podía servir para hacer lo propio en los hogares de otras personas y darle una nueva vida a todos esos objetos que habían quedado relegados al olvido. Estamos ante piezas que ya no se localizan en las tiendas habituales, pero que sin embargo están de rabiosa actualidad”, cuenta a Condé Nast Traveler España Marta Handrich, cofundadora de Santa Cosa.

Santa Cosa.Nuel Puig

Blanca y Marta Handrich decidieron en el año 2016 añadir a sus lazos de sangre, otro vínculo más: el empresarial. Fue entonces cuando crearon Handrich, una agencia de contenido creativo, PR & Influencer relations y marketing online, especializada en el sector de la moda, el lujo y el estilo de vida. “Nos llevamos doce años de diferencia, pero tenemos la suerte de que además de ser hermanas, también podemos considerarnos mejores amigas. Tenemos una forma de entender la casa, la mesa y la decoración muy diferente la una de la otra, por lo que nos complementamos a la perfección”, reconocen Blanca y Marta Handrich.

“Para nosotras es un proyecto súper importante porque aunque ya formamos equipo a diario en nuestra agencia, esta es la primera vez que tenemos un propósito donde las dos trabajamos solo para nosotras mismas. Es decir, en Santa Cosa podemos imprimir nuestro sello de identidad, nuestro lenguaje y nuestro storytelling, sin necesidad de que tenga que pasar por el filtro de ningún cliente y eso es lo más. Es súper satisfactorio poder dejar volar nuestra imaginación todo lo que queramos y la verdad es que todo esto está siendo un sueño”, añaden.

Una oda al objeto cotidiano

En palabras de sus fundadoras Santa Cosa nace “como una oda al objeto cotidiano, una forma de dar nueva vida y nuevo amor a piezas con historia. También es la idea de democratizar el lujo cotidiano, que creemos que es una cosa muy importante”.

Servilletero de Santa Cosa.Nuel Puig

El nombre surge del mismo propósito: ofrecer un claro homenaje al objeto cotidiano y apreciar la belleza de las pequeñas cosas. “Nosotras siempre tenemos el discurso donde cada cosa que hacemos en el día a día, por insignificante o pequeña que sea, puede ser un momento bello y repleto de armonía. A través de los objetos que encontramos en Santa Cosa, podemos convertir cualquier ritual que pueda parecer mundano como darte una ducha, lavarte las manos o prepararte un desayuno, en una experiencia totalmente de lujo. Justo entonces es cuando no solo te cambia el día, sino que también cambia la forma de ver la realidad que nos rodea”, sugieren.

¿Por qué no lavarse las manos con una pastilla de jabón sólido y que la jabonera sea una concha de alpaca plateada vintage? ¿Por qué no servirnos el café o el té en una taza de porcelana inglesa al más puro estilo Downton Abbey o Bridgerton? “Son estas pequeñas cosas las que hacen que esos rituales cotidianos se conviertan en los placeres de la vida repletos de auténtico lujo”, añaden.

Santa Cosa.Nuel Puig

En Santa Cosa principalmente encontramos piezas para vestir la mesa, pero también muchos objetos relacionados con la decoración y el interiorismo de la casa, desde jaboneras hasta jarrones. ¡El catálogo no para de crecer! Más que preguntar de dónde consiguen las piezas, la pregunta sería de dónde no lo hacen. Desde subastas, anticuarios, tiendas de segunda mano, rastros, casas que necesitan vaciarse de amigos, familiares y conocidos, hasta Wallapop… si tiene el sello vintage, tiene cabida en Santa Cosa. “Mucho de nuestro producto viene de Francia porque allí sí que hay mucha cultura de este tipo de objetos y la verdad es que es una combinación muy interesante”, indican a Condé Nast Traveler España.

¿Y su forma de trabajar? Tras recorrer de manera física u online los posibles canales de compra, adquieren la pieza y comprueban su estado. En el caso de que no esté en las mejores condiciones, contemplan la posibilidad de restaurarla, para posteriormente ponerla a un precio justo y asequible.

Santa Cosa.Nuel Puig

“Esta no es nuestra principal fuente de ingresos por lo que podemos permitirnos el lujo de poner precios a los que la mayoría de las personas puedan alcanzar, porque no consideramos este proyecto un negocio, lo vemos más como una labor educativa de inculcar a la gente ese ‘arte de recibir’ que había quedado obsoleto y devolver la importancia que se merece. En definitiva dar nuevas vidas a piezas vintage que son maravillosas”, reconocen Blanca y Marta.

Desde que lanzaron Santa Cosa hace unos meses, su clientela llega desde diferentes partes del globo. La segunda o tercera venta fue para París y además de Valencia, han vendido en destinos como Madrid, Galicia, Málaga, Barcelona, Ibiza, Francia, Alemania o Portugal. De entre estos pedidos, si hablamos de piezas favoritas, las Handrich lo tienen claro: “La primera pieza que vendimos fue un jarrón maravillo de cristal de Murano verde que también servía de frutero y que estuvimos las dos muy tentadas de quedárnoslo, pero al final los compradores fueron dos amigos y nos encanta haber podido compartir esta pieza con ellos. Sabemos que la van a cuidar muy bien y que habrá un pedacito de nosotras en su casa”, cuentan.

Ver fotos: 29 fotos vintage de París

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“Cuando nos entra una pieza nueva al catálogo o cuando compramos una partida de varias piezas, la realidad es que queremos quedárnoslo todo y no queremos poner a la venta nada. Pero al final, este es un proyecto que se trata de llegar al máximo de personas posibles”, añaden.

La tendencia ‘tablescape’, más viva que nunca

Para muchas personas la casa durante la pandemia fue lugar de refugio, de teletrabajo, de gimnasio o incluso de obrador con la gran cantidad de recetas que se hicieron en las cocinas en muchas partes del mundo. Es ahí cuando a la decoración y al interiorísmo se le da el papel protagonista y cada vez surgen más adeptos en el hecho de conseguir una casa donde ser y querer estar, -de manera individual o con acompañantes-, más allá delas horas de sueño de rigor.

Piezas de Santa Cosa.Nuel Puig

Entre toda esa vorágine de tendencias nacidas en esos momentos, la tendencia tablescape recupera su época dorada y es más que habitual verla entre los perfiles de Instagram o Pinterest. Solo en la actualidad, este hashtag ya acumula más de dos millones de publicaciones en la red social por excelencia.

“Para nosotras, el arte de poner la mesa es un acto que se hace para una mismo, para el disfrute, pero también para los demás, para agasajar a tus invitados, para hacerles sentir especiales, para mimarles. No estamos hablando de grandes lujos o de grandes pretensiones. En la mayoría de ocasiones con la compra de productos asequibles de kilómetro cero, adquiridos en la frutería o pescadería del barrio de toda la vida, abriendo unas latas de conservas, pero sirviéndolas en bandejas de alpaca, en salseras, en mantequilleras con su cuchillo a juego, con un jarrón con flores en el centro de la mesa…¡es todo un arte!”, indican Blanca y Marta Handrich.

Pieza de Santa Cosa.Nuel Puig

Y esto no va de géneros. En el juego del tablescape participan tanto hombres como mujeres. A pesar de que es una práctica vinculada a la tradición y a épocas pasadas donde eran las mujeres quienes se encargaban del cuidado del hogar, en la actualidad toda aquella persona que se lo proponga puede hacer de su hogar un templo de recibimiento y de satisfacción. Y así se percibe en toda la clientela de Santa Cosa.

“Consideramos que dedicar un rato a una tarea en casa, puede ser altamente terapéutico y creo que es lo que pretendemos reivindicar con Santa Cosa. Sobre todo hacérselo llegar a las nuevas generaciones, pues son ellas las que más van a necesitar estos momentos”,reconocen las hermanas Handrich.

El que vendrá

Desde que lanzaron Santa Cosa el diciembre pasado, el feedback recibido no podía ser más positivo. “No esperábamos para nada esta repercusión, ni siquiera esperábamos vender y es que verdaderamente las piezas nos duran horas, antes de que alguien decide comprarlas. Nos gusta mucho mimar a la clientela, llevar un seguimiento súper exhaustivo de cuándo reciben el paquete, que comprueben que todo está bien, que nos digan qué les ha parecido, que todo esté en buen estado y eso hace que quieran volver a repetir con nosotras. Por mucho que crezca Santa Cosa en el futuro no queremos perder esto por nada del mundo”, comentan Blanca y Marta.

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El por qué deberíamos conocer este proyecto, son ellas mismas quienes tienen la respuesta más acertada: "Este proyecto va mucho más allá de lo material y de los objetos. Este proyecto va del arte de recibir, de la alegría de tener a gente en casa, de hacer de tu casa un templo del buen comer, del buen beber y de la buena conversación”.

Y si hablamos de futuro, este se presenta de lo más prometedor. Aunque las hermanas valencianas no les gusta demasiado eso del ‘proyectar’ porque son más de vivir el presente, si se trata de Santa Cosa ya tienen algún plan rondando por sus cabezas.

“A medio plazo la idea es que Santa Cosa vaya más allá de la venta de objetos y sacar otras líneas como recuperar recetas del recetario de nuestras madres y abuelas de toda la vida y adaptarlas un poco a los nuevos tiempos; recuperar trucos de mantenimiento de los objetos de personas más mayores que tienen muchísimos conocimientos cotidianos maravillosos y que no se deben perder. Queremos convertirnos en su gran altavoz”, señalan.

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A largo plazo sueñan con tener una tienda física que también sea un pequeño café con un toque francés. “El plan es que nuestra clientela pueda tomar café o té acompañado ya sea de unas pastas o de la tarta del día, además de comprar sus santas cosas. Pero de momento no va a ser posible, aunque ojalá. Por soñar que no quede, ¿no? ”, añaden.

Hasta que llegue todo eso, nada como pasarnos por su feed de Instagram para dejarnos conquistar por algunas de las piezas que datan de los años sesenta, setenta u ochenta.

¡El flechazo está más que garantizado!

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