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Noticia

Viajar

¿Por qué Praga es una de las ciudades más visitadas del mundo? Estos son algunos plantes infaltables para conocer la capital de República Checa

Vista panorámica de Praga.

Vista panorámica de Praga.

Foto:Adriana Garzón

Una propuesta para conocer a paso firme esta ciudad inagotable, mágica y rica en historias y leyendas. Y cuando los pies no den más, la invitación es a alojarse en castillos con spas y disfrutar de la mejor gastronomía.

Adriana GarzónEditora
En esta época del año el sol hace que los tejados de Praga se vean más rojizos, sus bosques más verdes y su río Moldava luminoso. Y desde la colina empinada que domina la ciudad y donde se encuentra el Castillo (la fortaleza antigua más grande del mundo), la capital de la República Checa muestra cúpulas, agujas, torres, placitas pintorescas y canales que relatan historias y leyendas que se tejen allí desde el siglo IX.

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Más hermosa e interesante es imposible. Praga es bella, mágica e inagotable. Caminar hasta el cansancio y subir a cualquiera de sus torres es la mejor forma de conocerla.
Con casi 500 kilómetros cuadrados de extensión y 1’350.000 habitantes, la también capital de la región Bohemia está llena de calles y rincones que hablan de un pueblo que ha sabido cuidar sus riquezas y tesoros, a pesar de las divisiones y las guerras del continente europeo.
El punto de partida debe ser la Plaza de la Ciudad Vieja, en la que sobresalen las dos torres de la iglesia Tyn, rodeada de edificaciones imponentes y que relatan la historia de este destino, uno de los más visitados del mundo. Con solo pararse en una de sus esquinas, ya se tiene un banquete de arquitectura renacentista y barroca, gótica y art decó que hablan de las diferentes épocas por las que ha atravesado esta ciudad fundada a fines del siglo IX.
Cualquiera de sus callejuelas es una buena alternativa para perderse, pero no dude en buscar pronto el Reloj Astronómico Medieval cuya función no era dar la hora, sino representar las órbitas del Sol y de la Luna. Hoy, los viajeros se agolpa al frente para ver el desfile de los doce apóstoles que se da cada vez que el reloj marca las horas en punto.
Desde los primeros pasos que se dan, Praga invita a que la admiremos desde arriba, desde sus torres y cúpulas (no en vano la llaman la Ciudad de las 100 Torres), una panorámica que queda para siempre en la memoria. Techos rojizos, calles entramadas, iglesias, casonas y monumentos abrazados por el río Moldava, es la imagen que impacta desde las alturas.
Muy pronto los pasos llevan al lugar más curioso de Praga. El Puente de Carlos, que comunica la Ciudad Vieja con la Ciudad Pequeña (Malá Strana). La vida de este lugar, por donde otrora pasaban los carruajes, va por cuenta de los músicos con chelos y violines, pintores de carboncillos y acuarelas, y viajeros y praguenses que atraviesan a diario por sus 500 metros de largo y 10 de ancho. 
A lo largo se aprecian 30 estatuas, construidas a principios del siglo XVIII (algunas son copias y las originales están en el Museo Nacional del Praga). El puente recibe su nombre de su creador, Carlos IV, que puso la primera piedra en 1357 para sustituir al Puente de Judit, que se destruyó por una inundación.
Músicos en el Puente de Carlos, en Praga.

Músicos en el Puente de Carlos, en Praga.

Foto:Adriana Garzón

Al otro lado, en el barrio Malá Strana, es hora de visitar la iglesia del Niño Jesús de Praga, a quien los católicos colombianos le tienen especial fervor. La iglesia Santa María de la Victoria expone en su interior la imagen de cera del niño Jesús que, dicen, perteneció a Santa Teresa de Jesús. El lugar cuenta con un pequeño salón en donde exponen los más bellos trajes que le han enviado de distintos países del mundo (incluido Colombia) al niño que muchos consideran milagroso.

Respira verde

En esta ciudad monumental, viene bien hacer una pausa entre sus verdes parques y bosques que invitan a respirar con calma. Un buen comienzo son los Jardines de Petřín, a 138 m. s. n. m., con sus campos de rosas, el jardín Nebozízek y la torre de 60 metros de altura que construyeron en 1891 a semejanza de la parisina Eiffel. Es el mirador más elevado de Praga.
Otra opción es el Parque Letná con sus árboles ancestrales, y arbustos plantados en las laderas, un lugar ideal para relajarse y contemplar la ciudad y buen momento para sentarse a tomar una cerveza y descubrir porque los habitantes de República Checa consumen cerca de 150 litros anuales de esta bebida por persona, lo que los hace los mayores consumidores.
Al caminar por los senderos del hermoso río Moldava, justo debajo del Puente Carlos está la isla Kampa, en Malá Strana, bañada por el riachuelo Čertovka. El sitio fue famoso porque allí las mujeres lavaban la ropa. Hoy es un barrio de coloridas casas y edificios, en donde está el reconstruido Molino del Gran Prior, con su rueda de 8 metros de diámetro, el Puente del Amor y las llamativas esculturas de los bebés gigantes, todos ideales para una buena foto.
Unos pasos más y estará en la Plaza del Gran Priorato, y allí el Muro de John Lennon con coloridas imágenes y grafitis que recuerdan la protesta pacífica contra el régimen comunista (¡muy instagrameable!).

Desde el río Moldava

Jardines y fuentes engalanan la ciudad. Al fondo, el Castillo de Praga.

Jardines y fuentes engalanan la ciudad. Al fondo, el Castillo de Praga.

Foto:Adriana Garzón

Uno de los momentos más placenteros es el crucero por el río Moldava. Un recorrido que va por las aguas que bañan el casco histórico desde donde se tiene otra mirada que enamora. En pequeñas embarcaciones se hace una ruta mientras se disfruta de una Pilsener Urquell (la cerveza más popular) y van relatando historias del casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad en 1992.

Por todo lo alto

Sin duda, la mejor vista de la ciudad se tiene desde el Castillo de Praga, construido en el siglo IX, relata historias desde los orígenes de la ciudad. Lo integran un palacio, tres iglesias y un monasterio, entre otros edificios monumentales y, por su gran extensión, es catalogado como el más grande del mundo. A pesar de los muchos incendios e invasiones que ha sufrido, ha conservado iglesias, capillas, salones y torres de cada uno de los grandes periodos de su historia. Ha sido sede del poder de reyes de Bohemia, emperadores del Imperio Romano Germánico y presidentes checos. No perderse: el callejón de Oro, la catedral San Vito, el Antiguo Palacio Real, la Basílica de San Jorge.
Otras panorámicas inolvidables ofrecen la Torre del barrio Pequeño o la Torre Astronómica, situada en el centro de los patios Clementinum, del antiguo colegio de los jesuitas, cuya altura desde la base hasta la cima es de 68 metros, al mirador circular de 52 metros se accede subiendo 172 escalones.

Una mirada al arte

Tradicional marioneta artesanal en Praga.

Tradicional marioneta artesanal en Praga.

Foto:Adriana Garzón

La vida cultural y artística en Praga se vive a cada paso. Basta recorrer unas calles para encontrar referencias a las obras del escritor checo Franz Kafka o pasear por la calle Nerudova (cuyo nombre hace honor a Jan Neruda, novelista y dramaturgo checo) para encontrar sus librerías de segunda mano, pequeñas galerías de arte y las famosas tiendas de marionetas.
Para complementar esta faceta, visitamos el centro de arte contemporáneo DOX, en el sector de Holešovice, en una antigua fábrica renovada. El DOX se enfoca en creaciones de artistas contemporáneos. Tuvimos la oportunidad de ver la exposición KAFKAesque (que va hasta septiembre) y es una reflexión sobre la obra y la poética de Kafka. No deje de visitar en la terraza su famoso y enorme zepelín sobre el techo.

A la hora de comer

Cuando esté en el centro del casco histórico deténgase en el Restaurante 420: cocina checa moderna, diseñada por el chef Radek Kašpárek, galardonado con una estrella Michelin. La arquitectura del lugar complementa ese menú de exquisiteces que van desde un rollo de cerdo con su chicharrón crocante, pato crujiente con champiñones y una milanesa de generoso tamaño, hasta una selección de postres y cocteles de autor que antojan a cualquiera. ¡No se lo pierda!
Y cuando visite Kutná Hora, el restaurante Dačický, con casi doscientos años de tradición ofrece un menú basado en carnes de caza (gulasch de jabalí con arándanos o lomo de ciervo asado), y su decoración hace alusión a esta actividad.

A la hora de dormir

¿Ha soñado con dormir en un castillo o casa palaciega? Bueno, Praga ofrece esa oportunidad. Muy cerca, a una hora de recorrido, en poblaciones muy cercanas se encuentran: en la población de Mcely, Chateau Mcely, en medio de bosques, restaurado respetando el estilo de Bohemia, con elegantes detalles de decoración y diseño interior, y buena mesa. Es el lugar perfecto para recuperarse con un masaje, y disfrutar de su hidro spa. (Desde 219 euros la noche).
Chateau Ratměřice, un castillo reformado en hotel, en medio de bosques de secuoyas, que dan un ambiente tranquilo y relajado, con buenas opciones de gastronomía y spa con piscina y zonas húmedas. (Desde 170 dólares la noche).
En Praga, el Hotel Almanac X Alcron es una gran opción en el centro de la ciudad. Moderno, práctico, bien ubicado, ofrece deliciosos desayunos bufé para empezar el día. Podrá llegar a pie a los sitios más relevantes en la visita a la ciudad.

De no perderse

Reloj Astronómico Medieval en Praga.

Reloj Astronómico Medieval en Praga.

Foto:Adriana Garzón

- Castillo de Nelahozeves: Esta finca del siglo XVI, uno de los mejores castillos renacentistas de Bohemia, se alza sobre el río Moldava, a 35 km de Praga. Cuenta con una exposición permanente, una tienda de regalos, festivales, jardines circundantes y una elegante arquitectura de inspiración italiana.
- Bodega Mělník Kraus: Ofrece una degustación de vinos locales, es una empresa familiar en la ciudad de Mělní. Los viñedos disfrutan de un microclima favorable.Las variedades de uva son Ryzlink rýnský (Riesling), Hibernal y Pinot Noir.
- Kutná Hora, la ciudad de la plata, es llamada ‘tesoro nacional’ por su riqueza que contribuyó a asegurar el auge del Reino Checo. El centro es patrimonio de la humanidad por su importancia histórica y sus joyas arquitectónicas. Calles, casas e iglesias cuentan una historia llena de acontecimientos importantes. Su símbolo mayor es la catedral de estilo gótico tardío de Santa Bárbara. De no perderse, la Casa de la Moneda Real y el Castillo Real y la Catedral de Santa Bárbara
- Osario de Sedlec, es una capilla gótica medieval se levanta sobre los restos de 40.000 personas y recuerda la fugacidad de la vida humana. Sorprende con decoraciones hechas de huesos humanos en forma de candelabros, pirámides, cruces y escudos de armas.
ADRIANA GARZÓN - ENVIADA ESPECIAL DE VIAJAR
Invitación de
https://www.visitczechia.com
@CentralBohemia
Adriana GarzónEditora
icono el tiempo

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