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Noticia

Fútbol Internacional

James Rodríguez llega a su cumpleaños 33 y vive una nueva juventud con la Selección Colombia en la Copa América

James Rodríguez.

James Rodríguez.

Foto:EFE Y AFP

El '10' disfruta de un presente estelar y sueña con el título del torneo.

Pablo RomeroPeriodista
James Rodríguez llega este viernes a los 33 años, pero parece menor, parece 10 años menor, al menos con la destreza y la brillantez que tenía cuando andaba por los 23, con esa capacidad tan suya para hacer de su pierna izquierda una pluma, esa con la que dibuja pases de gol y escribe sobre el lienzo verde batallas heroicas, como la que libró Colombia contra Uruguay en la semifinal de la Copa América, con él como capitán, con él preguntándose quien será a sus 33 años, quién será después de la final del domingo.

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Quizá a James le ha cambiado algo la mirada en estos años, ahora es algo más desafiante, y el aspecto es otro, menos juvenil que cuando empezó a ser James, hasta su liderazgo es más exacerbado, con esa cinta de capitán apretada en el brazo, porque ahora es un James hecho de golpes y triunfos, un James que ha soportado los odios y ahora disfruta los aplausos, un James respetado, al que sus compañeros admiran y sus rivales evitan. Porque nadie sabe qué va a inventar ese ‘10’ cuando levanta la quijada y alista su zurda.
A James también le ha cambiado su manera de moverse en la cancha, ya no corre para tocar todos los balones, ahora es más cerebro que pulmón, porque es la pelota la que lo busca a él, atraída, y él la recibe, levanta la mirada con elegancia, intuye dónde están sus compañeros, o lo sabe antes de recibirla, y entonces imprime la fuerza necesaria para que el pase sea perfecto, así lleva seis asistencias en la Copa América, porque la pelota en su guayo izquierdo parece viva.

James, a sus 33

Charlotte (United States), 11/07/2024.- Colombia's James Rodriguez reacts to defeating Uruguay in the CONMEBOL Copa America 2024 semi-finals match between Uruguay and Colombia at Bank of America stadium in Charlotte, North Carolina, USA, 10 July 2024. EFE/EPA/ERIK S. LESSER

Charlotte (United States), 11/07/2024.- Colombia's James Rodriguez reacts to defeating Uruguay in the CONMEBOL Copa America 2024 semi-finals match between Uruguay and Colombia at Bank of America stadium in Charlotte, North Carolina, USA, 10 July 2024. EFE/EPA/ERIK S. LESSER

Foto:EFE

Este James que llega a los 33 años lleva a cuestas muchas batallas, muchos partidos, muchos ires y venires, caídas y ascensos, golpes y festejos, críticas y elogios; este James ha estado en la cúspide, ha tocado el cielo de chilena, ha sido un James alado, heroico, que un día creó su fama de gran James, hizo que su nombre fuera universal, y como todo gran humano, también cayó al precipicio una que otra vez en medio de las nebulosas de su carrera: también creó una fama oscura, pero James siempre se levanta, sobre todo cuando se pone la armadura de amarillo, azul y rojo, para manifestar que su zurda a veces se golpea, pero no pierde la memoria.
James llega a sus 33 años, una edad propicia para llorar, si es que las lágrimas tienen edad. Cuando Colombia derrotó Uruguay en la semifinal, James puso las rodillas en el pasto sagrado, no como un gigante que se derrumba ante la derrota sino como un gigante que descansa después de una épica victoria. Sus compañeros llegaron a su encuentro, lo rodearon, lo abrazaron, lo sostuvieron como si James ya fuera una estatua que querían instalar en ese estadio, todos reunidos en un encuentro de dicha y lágrimas.
Luego James quiso hablarle al país, quiso expresar en palabras lo que la Selección hace en la cancha, pero la voz se le apagó, no le salía, la nostalgia feliz lo desbordaba con eso de sentirse al fin finalista de la Copa América, como si no lo creyera, entonces alcanzó a balbucear... “para mí...”, dijo y la voz se le desmayó. Tomó aire, resoplo, como si se encontrara frente al penalti que le anotó a Panamá, y con los ojos llorosos remato: “Llevo casi 13 años aquí... queriendo esto... Estamos felices...”, dijo, con una sonrisa que disimulaba o contenía su llanto, como quien se da cuenta de que la victoria vista a través de las lágrimas se ve diferente.
James Rodríguez en el partido contra la Selección de Panamá

James Rodríguez en el partido contra la Selección de Panamá

Foto:Cristian Felipe Álvarez /FCF

La historia, ocupada en otros zurdos geniales, se ocupa ahora de James, como en el 2014 cuando fue figura del Mundial. Ahora es un James que parecía derrumbado y ha sido brillante en la Copa América, un James que prefiere ser arma que herida, un James 10 veces mejor, un James que es barco, mar y viento para la Selección, que no solo hace milagros sino que los repite, un James que es cerebro y corazón del equipo, un James que toca la flauta para que todos sus compañeros lo sigan, aunque ante su música, las orquestas rivales solo pueden callar.
James llega a los 33, pero sus gestas no se miden en el tiempo, se miden en destrezas, en su capacidad para maniobrar en la cancha, tirar sus pases, esos centros que anticipan los festejos. Cuando este James levanta la pelota, los hinchas se estremecen, los que están sentados se levantan, los que están de pie se inclinan, los jugadores rivales temen, los de Colombia van al encuentro de una pelota que viaja como si estuviera atada por un cordón umbilical: por si falla, que vuelva a su pie.

El deseo de James

James Rodríguez, figura de Colombia.

James Rodríguez, figura de Colombia.

Foto:EFE Y AFP

¿Qué pensará James hoy ante la torta, ante las 33 velitas, allí en medio de la Selección y en la antesala de la final de la Copa América? ¿Cuál será su deseo? ¿Pedirá salud para su pierna izquierda? ¿Pedirá que ese guayo zurdo amanezca inspirado en la final? ¿Pedirá que ese pie de algodón o de nube no envejezca, que sea un pie lúcido? ¿Pedirá ser otra vez la figura del partido como casi siempre en esta Copa? ¿Pedirá que en los momentos más adversos puede tirar el pase que terminará en gol? ¿Pedirá hacer el gol del título? ¿Será un deseo particular, algo así como a mis 33 quiero llegar a tal equipo, a mis 33 quiero volver a brillar en un club, a mis 33 quiero demostrar que sigo siendo James? No lo sabemos, pero intuimos que su deseo frente al pastel, mientras en la Selección le cantan que los cumpla feliz y el país le canta que nos cumpla feliz, no será un deseo individual, será un deseo colectivo, un deseo que parece obvio antes de una final, pero que sea James el que lo pida.
El domingo será un James bien rodeado, arropado por un entrenador que le cree ciegamente y lo manda a la línea del frente como el más capaz, acompañado por 10 futbolistas que gozan de sus propios talentos, animado por una fanaticada que si alguna vez dudó de sus milagros, ahora le prende velas, un James que será narrado por una prensa que se ocupó con desenfreno de sus turbulencias y ahora celebra sus hazañas, pues así es la historia entre la prensa y los ídolos deportivos.
James y su pie izquierdo cumplen 33 y ese empeine lúcido ya se viste de gala, los dedos se desperezan para la función, la rodilla elástica se estira y toma el impulso, el pase definitivo ya nace en la mente del ‘10’ o en sus sueños previos, eso de recibir, mirar, darle la bendición a la pelota y lanzarla a su destino, así es como James quiere llevar a Colombia a la gloria, esa a la que solo acceden los poetas y los campeones. Cuando acabe la final, James podrá preguntarse: ¿y después de todo esto, quién soy a mis 33?
PABLO ROMERO
Redactor de DEPORTES
@PabloRomeroET

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