Los mejores nuevos hoteles de París para una estancia ‘très chic’
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Los nuevos hoteles de París son acogedores refugios con encanto, estancias chic, espacios wabi sabi, exuberantes decorados, rincones minimalistas, secretos decorados, o soberbios escondites que invitan a posar las maletas (o quedarse a vivir).
Te invitamos a descubrir los nuevos hoteles de París donde reservar este año y vivir una estancia inolvidable.
- BENOIT LINERO
L’Appartement d’Augusta
L’Appartement d’Augusta (15 quai de la Tournelle), es el nuevo y lujoso apartamento del icónico restaurante la Tour d’Argent, de 1582.
Localizado en la quinta planta del mismo edificio, este excepcional apartamento de recepción de 150 m² es una ventana al corazón de París. Imaginado por el arquitecto Franklin Azzi, brinda un bello comedor, y un salón presidido por una imponente bow-window que enmarca una espléndida vista sobre el río Sena y la catedral de Notre-Dame. Y su habitación frente a la ciudad de la luz, invita a un prolongado petit-déjeuner en la cama en tête à tête con París.
Alojarse en este pied-à-terre es una inmersión en la historia de la Tour d’Argent y la famille Terrail. Parisino y atemporal, destaca la artesanía francesa y los exquisitos materiales, en un mélange de objetos nuevos o chinés, con referencias históricas o sentimentales y un toque escandinavo (como su mobiliario y sauna), alusión al origen finlandés de la madre del actual propietario.
Durante la estancia, los afortunados huéspedes gozan de la atención de una hôtesse de maison, una gran cocina abierta equipada Gaggenau, y los suculentos menús sur-mesure del reputado chef Yannick Franques, acompañados de una excepcional selección de vinos del Chef Sommelier Exécutif Victor González. Los manjares son servidos, en su amplio comedor (que puede acoger hasta 12 comensales), según la tradición francesa, en la histórica vajilla de la maison, y sus míticos timbales de plata para el agua.
- Ludovic Balay
Les Suites Cinabre
La marca de accesorios de lujo made in France Cinabre despliega su art de vivre parisien en sus soberbias Les Suites Cinabre (14 cité Bergère).
A dos pasos del mítico bistrot Chartier, en un pasaje parisino con solera, su fundador Alexandre Chapellier, nos abre las puertas de su boutique, su gentlemen’s club a la francesa, su salón de vinilos, o su vivac de inspiración napoleónica.
Pasada su recepción, custodiada por su uniformado groom, sus estilosísisimos apartamentos haut-de-gamme firmados por Necchi Architecture con un allure cinematográfico inspirado de Madeleine Castaing, Hélène Rochas, Loulou de la Falaise o Stanley Kubrick, transportan a una maison de famille burguesa, singular y endiabladamente chic que mezcla la extravagancia aristocrática de las veladas black tie y la cultura pop.
Sus amplias suites (de unos 100m²) se pavonean (con razón) de su bar de cocktails y buena música, su mobiliario chiné o diseñado a medida, las telas Pierre Frey, sus camas Hästens hechas a mano (cual nubes), las grandes bañeras, las bellas fotografías y libros, y sus coquetas cocinas con detalles de alpaca.
- Romain Ricard
Hotel Hana
El hotel Hana (17 rue du 4 septembre) es pura poesía. Guarecido en el barrio “Little Tokyo”, a dos pasos de la Ópera Garnier, este cinco estrellas de la colección Adresses Hotels presume de su lujo discreto, un refugio para estetas donde el minimalismo nipón se une al art de vivre parisien y la sofisticación maximalista Belle Époque de principios del siglo XX.
En su acogedora atmósfera, imaginada por Laura Gonzalez, y el director artístico Olivier Leone, dialogan la tradición y la modernidad, el romanticismo y la sobriedad. Así sus 24 habitaciones y su suite invitan a observar París desde su interior de aura feng shui, cálidos materiales tomados del art nouveau, madera de iroko, paja, o las moquetas diseño de Laura Gonzalez. Su calidez se extiende en la recoleta piscina de su spa.
Su restaurante Hanabi deja contemplar la efervescencia de la cocina, durante un petit-déjeuner, continental o estilo Hanabi, un tea-time, una comida o cena de poético aire japonés. Su carta es la exquisitez. Firmada por Shirley Garrier de The Social Food, reinterpreta los esenciales de la cocina francesa con la delicadeza y precisión japonesas dando lugar a una Ochazuke, sopa de arroz en caldo dashi y té; poule au pot en un mushi nabe; un chirashi de pescado y crustáceos; o una crème brûlée al boniato violeta de Okinawa.
Su bar propone una vasta selección de sakes y cócteles como el Lemon Drop, una sutil creación de vodka francés, sake y yuzu; o el Dry Martini con gin japonés, y vermouth infusionado con pimienta sansho, en el que se posa una ciruela umeboshi.
- Vincent Leroux
Le Grand Mazarin
Situado en el barrio de Le Marais, el cinco estrellas Le Grand Mazarin (17 rue de la Verrerie) es un hotel urbano de opulento decorado y encanto singular del grupo familiar Maisons Pariente.
La estética de sus espacios comunes y sus 61 habitaciones y suites, obra de Martin Brudnizki, fusiona la tradición francesa clásica y una visión artística, que inspirada en los salones de literatura de las suntuosas residencias aristocráticas de antaño, se adapta a la época contemporánea, confortable y de colores vivos, gracias al savoir-faire artesanal de las “Entreprises du Patrimoine Vivant”.
Ofrece un bar de cócteles, un íntimo jardin d’hiver y una terraza. En su animado restaurante Boubalé, ricamente decorado, el chef étoilé israelí Assaf Granit rinde homenaje a la cocina de Europa del Este y a su abuela, a través de generosos platos de la cocina ashkénaze como el pan Frenavon con tahini de remolacha, el arenque haims’s haring; el tarama challah brulée y tomate; un schnitzel de pollo, col fermentada; o calamar, garbanzos, pimiento shifka, para terminar con un benimousse o un Lorimer St Cheesecake.
Su piscina interior ornada de mosaicos y de un poético fresco de Jacques Merle, está inspirada en el imaginario de Jean Cocteau. Además, propone un jacuzzi, un hammam, una sala de fitness, y una cabina de tratamientos y masajes.
- Benoit Linero
Hotel Eldorado
El hotel Eldorado (18 rue des Dames) localizado en el barrio de Batignolles, se erige a modo de maison de campagne en plena ciudad.
Las 26 habitaciones, de gran confort y agradable atmósfera, gozan del canto de los pájaros y apacibles vistas al jardín o las charmantes calles de la capital, y conservan su aire de antigua casa familiar de ecléctica estética, tapices florales, inspiraciones persas o buffets años 50, de savoir-faire artesanal y reinterpretaciones contemporáneas. Resguardado, al fondo del arbolado jardín, su Pavillon es una adorable casa independiente con 4 habitaciones rodeadas de vegetación y un salón-biblioteca.
El restaurante sirve, comme il se doit, en mesas con mantel y bandejas de plata, los clásicos de la cocina burguesa, lenguado meunière, vol-au-vent, tartare minute, huevos mimosa, saint-honoré... Y se puede prolongar la penúltima copa de la noche en su bello jardin d’hiver o en el arbolado patio, un discreto jardín de gravilla, palmeras, hortensias, campanillas, camelias, y rosales que lo convierten en un remanso de paz.
- Jérome Galland
La Fantaisie
De exuberancia vegetal, el hotel La Fantaisie (24 rue Cadet) es un oasis vegetal en el agitado barrio de Faubourg Montmartre, un paréntesis de frondosos jardines y acogedores espacios comunes.
Su escenografía firmada por Martin Brudnizki, celebra el lujo informal propio de su grupo hotelero familiar Leitmotiv. Así sus 63 habitaciones y 10 suites derrochan un charme bucólico, salpicado de elementos naturales como el cannage, los apliques de pétalos, los floridos frescos, y una paleta de alegres y “confortables” colores.
En su festivo restaurante Le Golden Poppy, dotado de una veranda y terraza-jardín, a modo de invernadero, Dominique Crenn, única chef galardonada con tres estrellas Michelin en Estados Unidos, imagina una cocina contemporánea y comprometida. Inspirada por su origen francés y su amor por California, sirve recado negro y verduras brûlés o arroz crujiente y champiñones con pico de gallo en caldo dashi. Por su parte, su arbolado rooftop bar es pura fantasía. De refrescante mobiliario con sombrillas de tónicos colores, es un paraíso con vistas a los tejados de París.
Su bello spa es sinónimo de relax. De mosaicos con motivos silvestres y tonos verdes, ofrece tratamientos, baños (caliente, frío, jacuzzi, o de agua mineral…) Amén de la sauna y hammam.
- Yann Deret
Hôtel Balzac
El emblemático Hotel Balzac (6 rue Balzac), localizado a dos pasos de los Campos Elíseos vuelve a abrir sus puertas ufano de su elegancia atemporal, de la mano del dúo de diseñadores y decoradores Festen.
Erigido en la última residencia de Honoré de Balzac, de estilo parisino, extremadamente chic y discreto, refugia a sus huéspedes del bullicio de la “la plus belle avenue du monde”, en una atmósfera única y confidencial que reivindica el quiet luxury, el clasicismo y la tradición de los hoteles a la francesa. De buscado allure retro a la vez que contemporáneo, su imponente entrada, su acogedor salón (donde picotear un croque truffé) o su aterciopelado bar, inspirados en el sobrio refinamiento de los años 30 y 40, ofrecen un ambiente íntimo y acogedor líneas puras, tonos neutros, marrón, coñac o camel…, ricas materias, roble, mármol, moiré… y sutiles y bellos juegos de luz.
Como petit grand plus, el discreto cinco estrellas ofrece un bello spa Ikoi, de inspiraciones japonesas; y algunas de las 58 habitaciones y suites dedican terrazas o vistas a la torre Eiffel, y panoramas de la ville lumière.
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Hôtel Château D’eau
En un estilo más canalla, el Hôtel Château D’eau (65 rue du Château d’Eau), es la nueva dirección del grupo Touriste, situada en el popular barrio epónimo.
Para su interior Necchi Architecture mezcla épocas e influencias desde los años 1970 a 1990. Su hall ya sorprende con dos hermosas panteras de cerámica, presagio de un decorado teatral y rompedor inspirado de la impertinencia de Gainsbourg, el magnetismo de Yves Saint Laurent, y el apartamento parisino del decorador François Catroux.
A modo de guarida de dandy, de luz tamizada, los huéspedes se posan en su confortable salón o su pequeña sala de lectura mix and match vintage, protagonizados por la laca, el estampado leopardo, los cromados, espejos en columnas y techos, guiño a la época del club Palace, ante, acero inoxidable, y obras de arte cinético.
Las pequeñas habitaciones, en potentes malva, verde o negro, concilian mobiliario vintage, marcos de latón de los años 30, mesitas de noche recubiertas de moqueta, azulejos en damero en los baños, detalles seventies y eighties o apliques murales de los Années folles.
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