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Noticia

Lecturas Dominicales

La preciosa historia de La tienda de sonrisas de Satoshi Kitamura y su amor por la literatura infantil

Satoshi Kitamura ha escrito y dibujado varios clásicos contemporáneos de la literatura infantil.

Satoshi Kitamura ha escrito y dibujado varios clásicos contemporáneos de la literatura infantil.

Foto:Archivo particular

Las historias de Satoshi Kitamura han acompañado a millones de niños. Es un clásico contemporáneo.

martín francoDirector de revista Bocas y Lecturas. Ed...

En La tienda de sonrisas, del japonés Satoshi Kitamura, un niño va al mercado para comprarse algo con la primera mesada que ahorra. Durante un rato mira de todo un poco, sin decidirse, y solo cuando está a punto de hacerlo choca con un joven en patineta que le hace caer casi todas sus monedas por una alcantarilla. Abatido, el niño se fija en una tienda con un letrero que anuncia “sonrisas” y entra convencido de que comprar una es justo lo que necesita para no estar triste. Pero entonces el dependiente le aclara que allí no venden sonrisas, que ese es solo el nombre de la tienda. “Una sonrisa es algo que no se puede comprar con dinero”, le dice. “Una sonrisa solo se puede intercambiar y compartir”. Ambos ríen. Y el niño sale de la tienda olvidando su tristeza. 

“Esa historia la escribí cuando pasó todo lo del brexit en Inglaterra”, cuenta Kitamura en videollamada desde Japón. Es un hombre sonriente custodiado por una enorme biblioteca desordenada. “No me gustaba la idea de que Inglaterra abandonara Europa y, aunque ya no vivía allí, quise recordar las cosas que tanto me gustaban de aquel país: un lugar multicultural donde gente de distintas procedencias había vivido en paz. Quería crear un ambiente que mostrara esa parte buena y por eso dibujé un mercado lleno de gente distinta y amable, como el dependiente de la tienda”.

Kitamura es uno de los ilustradores de libros para niños más importantes de su país. Nació en Tokio, en 1956, pero se fue a vivir a Londres cuando era un adolescente. Es autodidacta. En 1981 ilustró su primer libro para niños, titulado Angry Arthur. Residió en Inglaterra durante más de treinta años antes de regresar de nuevo a Japón. Durante su carrera, ha publicado más de 20 libros propios, traducidos a varios idiomas. Ha ganado diferentes reconocimientos, entre ellos el Mother Goose Award, Silver Award for the Smarties Prize, el New York Times Notable Book of the Year y el National Art Library Illustrations Award. La crítica ha dicho que su trabajo “se caracteriza por la sencillez en el trazo y la asombrosa expresividad que les impone a sus personajes, así como la creación de escenarios fantásticos y oníricos”. Kitamura estuvo en la Feria del Libro de Bogotá presentando dos novedades que edita Panamericana: La tienda de sonrisas y Capitán Toby y tuvo este diálogo con LECTURAS. 

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En sus ilustraciones siempre hay perros o gatos. "Me parece interesante que los niños tengan amigos", dice Kitamura.

En sus ilustraciones siempre hay perros o gatos. "Me parece interesante que los niños tengan amigos", dice Kitamura.

Foto:Archivo particular

¿Cómo es dibujar para niños? ¿Es un público muy exigente?
Sí, lo es. Probablemente es más difícil hacer libros para niños que para adultos, porque ese grupo de edad entre los 7 y los 10 años es muy honesto. Los niños expresan lo que sienten. No es una audiencia fácil, pero sí te da más satisfacciones.

¿Qué ha aprendido de ellos?
Supongo que he aprendido algunas cosas, pero la realidad es que no pienso demasiado en mi audiencia. Solo hago lo que sé hacer y parece que ha funcionado.

Vamos atrás unos años: dejó el colegio cuando era joven para empezar a trabajar como artista gráfico, ¿cómo descubrió la vocación?
No fue tan claro como descubrir una vocación. Dejé el colegio cuando tenía 17 años. Yo siempre había dibujado, pero nunca pensé en que iba a convertirme en un profesional. Un día, un amigo que trabajaba como diseñador gráfico y que sabía que yo dibujaba, me pidió que me sumara a su equipo. Y así empecé. Años más tarde me interesé en los libros para niños y luego me fui a vivir a Inglaterra, porque quería aprender inglés. Poco después tuve una idea para un libro de niños y se la envié a varias editoriales. Muchos de ellos se interesaron. En 1981 conocí a Klauss Fuge, de Andersen Press, que me pidió ilustrar Angry Arthur. Y ahí ya me metí de lleno en ese mundo.
Uno de las escenas de La tienda de sonrisas.

Uno de las escenas de La tienda de sonrisas.

Foto:Archivo particular

Usted ha hecho dibujos para libros escritos por otros, pero también empezó luego a escribir sus propias historias. ¿Cómo describiría ambas experiencias? ¿En qué son diferentes?
Aprendí muchísimo de Hiawyn Oram, una de las mejores escritoras de libros para niños. Hice unos tres o cuatro libros con ella antes de empezar a escribir mis propias historias. Oram es muy concisa: en sus historias está todo. Gracias a ella supe cómo se escribía. Luego empecé a hacer mis propias historias pero, como el inglés no era mi lengua natal, al principio no resultaron muy buenas. Los editores me ayudaron mucho. Tenía algunas ideas y traté de desarrollarlas.


¿Cuál fue el primer libro que escribió y dibujó?
Se llama When Sheep Cannot Sleep (Cuando las ovejas no pueden dormir). Probablemente no lo tradujeron al español. Luego vino Capitán Toby, que ahora se tradujo y se estará presentando en la feria, pero ese fue publicado originalmente hace unos 14 años.

Hay muchos animales en sus historias, especialmente gatos. ¿Qué significan para usted?
No significan mucho, la verdad. Siempre hay un niño o una niña en las historias y me parece interesante que tengan una compañía, un amigo. Ese es el papel de los animales. Le da una perspectiva diferente a la historia tener un animal en ella.

Vivió muchos años en Inglaterra y luego regresó a Japón… ¿por qué?
Mi madre enfermó y tuve que regresar a cuidarla. Podría haber vivido en Inglaterra durante el resto de mi vida, pero, de alguna manera, cuando tenía 50 años tuve que escoger. La vida me puso en esa disyuntiva. Fue difícil volver porque me gustaba mucho vivir en Londres, pero también estoy contento en Japón.

Cuando era joven, leer cómics fue una de sus grandes influencias, ¿verdad?
Leí muchos cómics cuando era joven pero, de alguna manera, nunca me interesó hacer cómics. Es muy diferente de los libros infantiles. Los cómics son como escribir una obra; tienes que contar una historia mediante el diálogo. En cambio, los libros infantiles son más como la poesía: la historia se cuenta más con imágenes que con palabras. 
La tienda de sonrisas

La tienda de sonrisas

Foto:Archivo particular

¿Y quiénes son sus influencias en cuanto a autores de libros infantiles?
Es curioso. Después de que publiqué un par de libros, alguien dijo que mi trabajo estaba influenciado por Maurice Sendak (Donde viven los monstruos). ¡Pero yo no lo conocía! No siento que estuviera influenciado por ningún autor en particular. Solo escribía y dibujaba.

¿Cómo describiría sus dibujos?
No lo sé, es difícil. Diría que muchas veces mis dibujos son un poco caricaturescos. Pero me gusta mucho la poesía, también, y eso influye en la manera en que dibujo.

Hablemos un poco de Capitán Toby. ¿De qué se trata?
En aquel entonces escribí dos libros: Capitán Toby y Lili Takes a Walk. Un editor me pasó ese par de textos para que los ilustrara, pero al principio no me gustaron tanto las historias. Le dije que no quería hacerlo y él me preguntó qué pasaba. Le conté lo que sentía que podían ser esas historias y entonces él me dijo que por qué no trabajaba en esas ideas, que los hiciera yo. Y las rehice. En ese tiempo estaba viviendo en un edificio; mis vecinos eran una pareja muy amable que tenían dos hijos, llamados Toby y Lili. Tomé sus nombres para hacer las historias. Toby es hoy un exitoso abogado y Lili, una curadora de artes.
martín francoDirector de revista Bocas y Lecturas. Ed...
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