¿Por qué la saga de Harry Potter fue un apocalipsis ecológico para los búhos? Entrevista con Jennifer Ackerman

Los búhos remiten al mundo onírico y a la imaginación. Y parece que desde la oscuridad de los tiempos han estado con sus inmensos ojos sobre nosotros. Están en los libros que les leía a mis hijos antes de dormir, en Winnie the Pooh, Bambi y en Harry Potter; en la mitología griega están relacionados con la diosa Atenea, y significan sabiduría y búsqueda de conocimiento; en la vida real tienen habilidades extraordinarias como poder girar la cabeza 360 grados. Tener ojos de búho significa no tenerle miedo a la noche. En Colombia hay 28 especies de búhos, principalmente en la región Andina, y, por ignorancia, también son especies en peligro porque todavía, para muchos, su presencia significa la presencia del mal.

Jennifer Ackerman, bióloga, egresada de la Universidad de Yale, colaboradora habitual de medios como The New York Times o National Geographic y autora del best seller El ingenio de los pájaros, decidió ir detrás de estas fascinantes aves y el resultado es su nuevo libro: La sabiduría de los búhos (Ariel). Ackerman revela cómo los búhos, en su vuelo silencioso, utilizan las matemáticas más sofisticadas para cazar; habla del simbolismo cultural que los rodea, desde sus representaciones en la cueva de Chauvet hasta su papel en el imaginario de pueblos alrededor del mundo. Y las amenazas que enfrentan, como la deforestación y el comercio ilegal.

Bueno, amo a las aves, todas las aves. Pero ¿los búhos? Son tan únicos en el mundo de las aves, cazadores nocturnos con su vuelo silencioso y sentidos extraordinarios. Una de mis primeras experiencias cercanas con un búho fue cuando mis hijos eran pequeños. Montamos una caja para búhos en el viejo arce plateado detrás de nuestra casa, a pocos metros de la ventana de la cocina, donde podíamos tener una buena vista. Una primavera, un búho chillón oriental se instaló en la caja, descansando durante el día, con solo su pequeña cara redonda asomándose por el agujero. Por la noche desaparecía para salir a cazar. Nunca lo vi ir y venir, pero por las mañanas veíamos, colgando del agujero redondo de la caja, partes de sus presas: el ala de un petirrojo o la cola de un arrendajo azul, o una vez, el cuerpo entero de una paloma de luto. Luego, el ala o la cola, o lo que fuera, se movía, movía, movía hasta que desaparecía en el agujero, arrastrado por ese pequeño búho hambriento. Estas aves son extraordinarias, depredadores hábiles. Y cuando comencé a pensar en escribir un libro sobre los búhos, me llenaron la cabeza de preguntas de forma maravillosa.

Un día de primavera, en el oeste de Montana, tuve mi experiencia más vívida con un búho. Estaba con Denver Holt, uno de los principales expertos en búhos del mundo. Estábamos en un barranco lleno de espinos y cerezos silvestres, y acabábamos de atrapar a una hembra de búho orejudo en una red de niebla. Había visto a este búho antes, mientras descansaba en un espino en el barranco. Estaba tan bien camuflado que era casi imposible verlo. Se suponía que debía mantener mis ojos en ella, pero cada vez que apartaba la vista, incluso por un segundo, tenía problemas para localizarla de nuevo. Si no hubiera sido por sus ojos amarillos brillantes, nunca habría sabido que estaba allí. Tuvimos que trabajar duro para atraparla. Era un ave madura y muy cautelosa, no se dejaba engañar fácilmente. Pero cuando finalmente la atrapamos, Denver y su equipo la pesaron, midieron y le colocaron una banda de identificación en la pierna. Y luego... pude sostenerla. Fue la experiencia más increíble. Sus patas eran grandes y fuertes, y sus garras eran afiladas como cuchillas, garras asesinas, escondidas entre mis dedos. Pero sus alas eran tan suaves como el pelaje de un conejo. Y pensé en cómo las plumas de un búho son extremadamente suaves, tienen una especie de cobertura similar al terciopelo que silencia el sonido de su vuelo. Ella me miró fijamente con una especie de mirada felina. Así que allí estábamos, cara a cara, criatura a criatura, con lo que parecía una conexión poderosa. Nos cuestionábamos, ¿qué eres? Y me preguntaba, ¿qué estás pensando?, ¿qué estás sintiendo? La sostuve por un tiempo y simplemente me maravilló lo hermosa que era y cuán perfectamente adaptada estaba a su mundo; tan silenciosa, tan hábil. Después, la llevamos de regreso al barranco para liberarla. Me agaché en un túnel de alisos y la señalé hacia una abertura estrecha entre las ramas. Luego, incliné un poco la muñeca y abrí los dedos. Ese pájaro despegó sin hacer ruido, extendió sus alas y desapareció en la espesura. Para mí, ese momento fue intenso y profundamente conmovedor, de alguna manera me hizo sentir más pequeña en mi cuerpo y más grande en mi alma.

Muchos de los descubrimientos científicos que hemos hecho en la última década, o las dos últimas, son sorprendentes, porque desechan ideas antiguas sobre los búhos. Resulta que mucho de lo que sabíamos, o creíamos saber, está simplemente mal. Por ejemplo, las sutilezas y complejidad de su comunicación. Los investigadores han encontrado que los búhos tienen repertorios vocales elaborados, llenos de significado. Tienen saludos y gritos territoriales y gritos enfáticos. Y no solo gritan. Chirrían, graznan y chillan. Estos diferentes llamados comunican información altamente específica sobre su sexo, tamaño, peso, identidad individual y sus necesidades y deseos, y se utilizan para propósitos muy específicos en diferentes contextos. Antes pensábamos que los búhos eran sedentarios. Ahora, con la ayuda de etiquetas de radio y transmisores satelitales, entendemos que muchas especies migran y de maneras muy inusuales. Los científicos también han desentrañado las formas notables en que los búhos localizan a sus presas en la oscuridad total, usando solo el sonido.

Me fascinó descubrir qué tan antigua es la obsesión humana por los búhos, que se remonta a 30.000 años en la primera representación conocida de un pájaro en la cueva de Chauvet del sur de Francia, una imagen clara de un búho, probablemente un búho real o un búho orejudo. También fue sorprendente el papel que los búhos juegan en los mitos de creación de algunas culturas, como los noongar de Australia y el pueblo yámana de Tierra del Fuego. Los yámana consideran al búho campestre como una abuela sabia que genera toda el agua dulce que permite a su gente sobrevivir.

En India, la mitología hindú sugiere que Lakshmi, la diosa de la riqueza y la prosperidad, viaja por la tierra en un búho. Algunas personas creen que matar a un búho durante Diwali, el Festival de las Luces, les traerá buena suerte y riqueza durante todo el año. El Festival de las Luces trae la muerte a miles de búhos. En lugares de todo el mundo, los búhos son considerados brujas y espíritus malévolos, vinculados con la hechicería, la enfermedad y la muerte. Esto es cierto en Zambia, Kenia, Nepal, Belice y muchos otros países. Como consecuencia, a veces los búhos son temidos y perseguidos. Afortunadamente, hay maravillosos esfuerzos en marcha en estos lugares para cambiar actitudes, especialmente entre los niños, para enseñarles sobre la naturaleza de los búhos y por qué deberíamos querer tenerlos alrededor.

La mayor amenaza que enfrentan los búhos es la pérdida de hábitat: bosques antiguos y pastizales, donde anidan y cazan. Hacer lo que sea necesario para preservar el hábitat es la forma más importante de proteger a los búhos. Si posees algún terreno, sin importar su tamaño, piensa en los búhos que podrían estar viviendo allí y lo que necesitan. No cortes tu césped si puedes evitarlo. O mejor aún: elimina tu césped por completo y planta pastos nativos. Esto atraerá más presas para los búhos. Deja los árboles muertos y tocones en pie si no representan un peligro. Y, finalmente, apoya a las organizaciones y legislación que promuevan la conservación del hábitat. Los esfuerzos de conservación están en marcha para salvar el hábitat de los búhos en todo el mundo. Cuando la gente me pregunta cómo pueden ayudar a los búhos, les digo que apoyen a las organizaciones de investigación que están haciendo el arduo trabajo de entenderlos para que podamos conservarlos a ellos y a su hábitat: lugares como el Instituto de Investigación de Búhos, el Proyecto Global de Búhos, HawkWatch, y otras organizaciones. Entre las otras acciones inmediatas que los ciudadanos pueden tomar: mantener a los gatos dentro de casa. Los gatos matan a los búhos y compiten por su presa. Proteger a los búhos de accidentes no arrojando cáscaras de manzana y otros desechos en las cunetas de las carreteras. Cubrir la chimenea con una tapa de malla. Quitar las redes de arcos de fútbol cuando no se usen. Limitar las telarañas falsas de Halloween al interior. Eliminar cualquier alambre de púas no utilizado de su propiedad. No usar rodenticidas para controlar roedores, y usar trampas en su lugar.

Investigar acerca de los búhos para este libro desmanteló todas mis suposiciones sobre estas aves. Los búhos son aún más extraños, intrigantes, poderosos y atractivos de lo que imaginaba. Cambiaron la forma en que experimento el mundo y me muevo por él. Los búhos nos invitan a notar cosas que de otro modo podríamos pasar por alto. Son tan silenciosos y sutiles, tan bien camuflados que señalan el valor de no destacarse en el mundo, sino de encajar en él. Después de leer este libro, espero que la gente llegue a ver a estas aves de manera un poco diferente, como las criaturas sutiles, ingeniosas, idiosincráticas y altamente capacitadas que son, y se pregunten si los búhos podrían estar mostrándonos diferentes formas de conocer y estar en el mundo.

CRISTINA SAID

LECTURAS