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Entrevista

Lecturas Dominicales

Nick Hornby: el escritor que ama al Arsenal, cree que Succession es una obra de arte y es autor de un clásico llamado Alta fidelidad

Nick Horby es autor de dos novelas que son clásicos contemporáneos: Alta fidelidad y Fiebre en las gradas.

Nick Horby es autor de dos novelas que son clásicos contemporáneos: Alta fidelidad y Fiebre en las gradas.

Foto:PARISA TAGHIZADEH

El autor de Fiebre en las gradas, Un gran chico y Alta Fidelidad habló con LECTURAS. 

ana lissardy
La pelota rueda por la cancha. La vida está ahí, en ese momento, en ningún lado más. Rojo granada, rojo Marte, rojo fuego. Rojo Arsenal. Aunque no gane o gane y no alcance, aunque haya quedado a las puertas del campeonato, todo sigue siendo rojo para los fanáticos del Arsenal. Entre ellos, un autor, Nick Horn-by, que parece haber descubierto qué es la pasión, qué es el amor, yendo a ver a ese equipo. Y entonces escribió una novela autobiográfica que dio voz a todos los fanáticos, Fiebre en las gradas, la que muchos críticos catalogan como la mejor novela sobre fútbol. En la que el protagonista define su vida en función del calendario y de las peripecias del Arsenal, del rojo que golpea contra el tórax.

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Luego, el latido fue otro para Hornby, el de la música, del rock alternativo de los noventa, del blues, del soul clásico, del new wave… en su segunda novela, Alta fidelidad, en la que conocemos a los personajes por la música que escuchan. Y vemos que son personajes estancados, perdidos, intentando entender y que encuentran en los surcos de los discos de vinilo respuestas. No se puede decir más, porque a Hornby hay que leerlo, para tener la experiencia y volverla parte de tu vida. Leer alguna de sus diez novelas (o sus libros de no ficción), como Juliet, desnuda, En picado, Un gran chico, además de las ya nombradas; muchas de las cuales se convirtieron en películas protagonizadas por actores como Colin Firth, John Cusack, Hugh Grant o Pierce Brosnan. O ver alguna de las películas de las que hizo el guion, como Brooklyn o An Education, por las que recibió dos nominaciones al Óscar por mejor guion adaptado. O la serie que creó y escribió, State of the Union, ganadora de varios premios Emmy.
La adaptación cinematográfica de Fiebre en las gradas es un filme que, definitivamente, hay que ver con una camiseta de fútbol.

La adaptación cinematográfica de Fiebre en las gradas es un filme que, definitivamente, hay que ver con una camiseta de fútbol.

Foto:Archivo particular

Y el rojo Arsenal se convirtió en negro vinilo y en el latido de miles de fanáticos que lo empezaron a seguir en cada libro que escribía. Sus libros se convirtieron en clásicos de la cultura pop, la misma que impregna todas sus páginas. Y es simbólico, porque fue la cultura pop la que lo impulsó a escribir por primera vez. Cultura pop, no, agrega, porque ya no hay división entre alta cultura y cultura popular: la cultura popular ganó. Y pone un ejemplo hipotético, casi hiperbólico: qué tal si la serie Succession, en un futuro, la estudiaran nuestros nietos en la escuela.
Todo esto piensa y dice al recibir a Lecturas en la habitación en la que escribe. A través de la pantalla de Zoom, veo cómo el sol de las primeras horas de la tarde entra en ese estudio de King’s Cross, en el norte de Londres, y veo también un cuadro de Times Square con cartelones de Dean Martin y Jerry Lewis.
Hornby está allí, del otro lado del océano que hoy es solo una pantalla como un barco, con un suéter deportivo gris, un cigarrillo electrónico y su sonrisa casi permanente. Como el humor en sus libros. Y entonces es mejor callar y “escucharlo” reflexionar, en esta tarde londinense de primavera. 
Alta fidelidad también fue llevada al cine con un atormentado John Cusack como protagonista.

Alta fidelidad también fue llevada al cine con un atormentado John Cusack como protagonista.

Foto:Archivo particular

Los protagonistas de sus novelas tienen miedo al compromiso. Como la literatura no puede escindirse de la vida, sobre todo cuando son características recurrentes, me pregunto de dónde nace eso en usted…
No sé si los personajes tienen miedo al compromiso. Creo que muchos no están comprometidos, que es otra cosa. Es en parte una característica del tipo de libros que escribo, comedias sociales. Si eso es lo que escribes, tienes que encontrar el momento en la vida de un personaje en el que las cosas se están derrumbando o están por cambiar. A menudo elijo personajes que están en un borde y a punto de dar un paso adelante, y a menudo esa es una situación divertida también. No hay mucho que decir de un hombre o una mujer felizmente casados, con un buen trabajo e hijos agradables. La gente no escribe esos libros.
Pero ¿por qué en particular el no estar comprometidos y buscar el sentido de las cosas?
Podría explicarlo en función del tipo de cultura que consumía: la música que escuchaba, los libros que leía, la televisión y las películas que veía, que parece que dialogaban siempre con ese tipo de temas.
¿La cultura que consumía lo hizo crear ese tipo de personajes?
Lo primero que quería hacer era crear. Esas cosas (la cultura que consumía) me hicieron querer crear. Y siempre, desde que era joven, tuve la sensación de que había algo dentro de mí que tenía que salir de alguna manera. Y me llevó mucho tiempo encontrar cuál era esa manera. Y, cuando vi cuál era, entonces me di cuenta de que lo mejor para mí era pensar en la gente; la gente sigue siendo mi mayor interés. Eso se convirtió en la válvula de escape de mis sentimientos. La gente es complicada y es interesante intentar crear personajes que sientes que conoces, explorarlos e intentar comprenderlos.
¿Y qué es eso que había dentro que tenía que salir?
(Piensa mirando el techo). Creo que emocionalmente lo que intento encontrar es una conexión con los lectores, de modo que yo me sienta menos solo en el mundo y ellos se sientan menos solos en el mundo. Sentirse comprendido por un libro, una película o una pieza musical es algo increíblemente importante para todos nosotros.
¿Existía entonces un sentimiento de soledad en usted?
(En silencio, prepara su cigarrillo electrónico y piensa). Solo en el sentido… Quiero decir, yo no estoy solo. Tengo amigos y familia. Estoy rodeando de gente. Pero creo que todos estamos solos en la búsqueda de la comprensión completa, de la expresión completa; ahí es donde estamos solos.
Y muchos de sus personajes encuentran ese sentido que buscan en la cultura pop. ¿Qué da la cultura popular que no lo da la ‘alta cultura’?
Mi opinión sobre la alta cultura es que la mayor parte de ella fue cultura popular en el pasado, y que sobrevive como alta cultura solo como consecuencia de la historia. Shakespeare, Dickens, toda esa gente era cultura popular. Y sus obras fueron escritas para ese momento y para conectar con la gente de ese entonces. Así que, en cierta medida, considero que la alta cultura es algo que se ha preservado artificialmente. Pero, por supuesto, los realmente grandes todavía siguen teniendo algo que decirnos a nosotros. Para la gente común, la cultura pop significa mucho más que la alta cultura. Eso es cierto para mí. Amo a Dickens, amo a Shakespeare, pero ha habido cosas escritas en los últimos 40 o 50 años que cumplieron una función similar para mí. Y aún no sabemos si una serie de televisión como Succession llegará a convertirse en alta cultura. Tal vez nuestros nietos dirán: “Oh, no quiero ver esto, se supone que tenemos que verlo en la escuela”. Porque ese momento ya pasó. Yo prefiero mucho más encontrar cultura que esté viva. Es decir, la cultura es lo que la gente hace y crea. Y si dejaron de hacerla y de crearla, entonces no sé lo que es. Así que yo respondo a las cosas que la gente crea y hace ahora, sobre todo.
No toda la cultura popular se convierte en clásicos. ¿Qué determina qué sí y qué no?
Son extrañas las razones por las que algunas obras perduran y por las que algunas personas desaparecen. Acabo de leer un libro muy bueno sobre el gran poeta inglés del siglo XVII, John Donne. Me asombró que solo tenemos uno de sus poemas manuscrito por él. Todo lo demás sobrevivió al ser pasado entre las personas. Se hicieron virales. Y, como resultado, no existe una versión definitiva de ninguno de sus textos. La gente les cambió palabras, se fueron modificando con el tiempo. Lo que sobrevivió es lo que nosotros pensamos como la poesía de John Donne. Y tal vez habrá cosas que sobrevivirán de esa manera, que se harán virales, que perdurarán, y que nosotros, en su momento, no pensamos ni fueron pensadas como obras valiosas. Simplemente fueron amadas y la gente pensó que eran geniales. Y es por eso que sobrevivirán.
Nick Hornby es un referente absoluto de la cultura pop.

Nick Hornby es un referente absoluto de la cultura pop.

Foto:Dave Benett

Cuando la novela o el poema se vuelve parte de la vida de las personas.
Totalmente. Algunos autores que, a mis 16 o 17 años, me dijeron que era muy importante estudiar, no están sobreviviendo. Han pasado 50 años y eso es mucho tiempo en la vida de la cultura. Así que lo que llamamos el “canon” cambiará a pesar de que todavía se nos enseña que no va a cambiar, que es esto y punto, que esta es la alta cultura y no va a cambiar.
¿No hay una manera de saber qué de lo que consumimos hoy se volverá un clásico?
No. Y las reputaciones cambian. Quiero decir, Dickens fue basura durante un tiempo. Pero fue genial para la gente y luego basura y luego genial. Y luego creo que ha seguido siendo genial.
El canon va cambiando… Pienso en Alta fidelidad, por ejemplo, es un gran libro, pero que hoy no sería políticamente correcto, de algún modo.
Dime de qué modo (ríe).
Contiene el estereotipo del hombre que no entiende a las mujeres porque quieren cosas que les resultan incomprensibles, que no quiere compromisos, que es egoísta e infantil pero autocompasivo. Y las mujeres que sufren las consecuencias de todo esto. Todo lo cual era muy de los libros y películas de los 90. Pero no sé qué pasaría con alguien que hoy tiene 20 años y lo leyera.
Conectan a través de la música. Y no estoy seguro de que las relaciones y los hombres y las mujeres sean tan diferentes como para que les resulte incomprensible. Sin embargo, para mí, hay un punto débil en Alta fidelidad, y es que me asustaba escribir sobre una mujer. Esto fue después de Fiebre en las gradas. Entonces, mi salida cobarde fue hacer que la mujer fuera mucho más madura que el hombre. En Alta fidelidad, ella es la adulta y él no. Después frené eso (en los siguientes libros). Y si lo escribiera ahora, creo que la haría a ella más compleja, con más capas, pero es lo que es y lo escribí cuando lo escribí. (Levanta un brazo y lo deja caer).
Y ahora está escribiendo sobre protagonistas mujeres desde hace unos años.
Hubo dos razones. Una fue que muchos de los problemas que los hombres tienen son internos. No hay mucho que frene a los hombres aparte de su propia estupidez (ríe). Y ya he escrito bastante sobre eso. Mientras que con las mujeres muy a menudo hay algo físico, material (dibuja con su mano una barrera frente a él) que les impide hacer lo que quieren. Todavía, incluso ahora. Y eso me resulta más dramático. Hay algo más. Cuando se trata de películas, si escribes un buen papel para una mujer, conseguirás a la mejor actriz de esa edad, lo cual es increíble: todavía no hay suficientes buenos papeles para mujeres. Así que en las películas y la serie que escribí, el reparto era increíble: Carey (Mulligan), Reese Witherspoon, Saoirse Ronan (nominadas las tres al Óscar como mejor actriz protagonista por esas películas), Laura Dern, Rosamund Pike, Patricia Clarkson. Quiero decir, es talento nivel top, top, top. Mientras que, si buscas a los hombres, este te dirá: “Me gustaría, pero alguien me está pagando 20 millones de dólares por llevar un traje de Superman”. Mientras que las mujeres dicen: “Ya no quiero ser la novia de Superman nunca más”.
Aunque tuviera 11 años en 1968, usted es hijo del espíritu contestatario de los 60. Sus personajes, en su mayoría, terminan aceptando su realidad, viendo lo positivo que hay en ella. ¿Hoy ser contestatario es aceptar la propia vida (en lugar de ceder al push social: tener más, ser más, producir más)?
Es interesante cuando dices que soy un niño de los 60 porque… Sí, lo recuerdo y los Beatles fueron una parte muy importante de mi infancia. Pero solo a medida que fui haciéndome mayor me di cuenta de que soy más un producto de la Segunda Guerra Mundial. Porque mis padres la sufrieron y, además, las cosas que yo consumía en los años sesenta, culturalmente, estaban hechas por personas que habían vivido la Segunda Guerra, toda esa experiencia: de temer que íbamos a perder una guerra; Londres absolutamente bombardeada en pedazos; éramos un país muy pobre hasta la década del cincuenta. Cuando nací, el racionamiento, la libretita para que te dieran tu carne y tu azúcar, había terminado hacía solo tres o cuatro años. Y todo esto moldeó mi existencia de maneras que desconocía cuando era un niño. Por ejemplo, en los cómics de mi infancia, todo el mundo estaba obsesionado con la comida. Y todo esto me afectó de maneras que solo recientemente he estado reconociendo. Los integrantes de los Beatles y los Stones nacieron justo al final de la Segunda Guerra Mundial, así que no lo experimentaron en carne propia. Si lo hubieran hecho, creo que todo habría sido diferente. Quiero decir, un ejemplo muy simple: el National Service, por el que tienes que unirte al ejército, terminó dos años antes de que se formaran los Beatles. Si hubiera seguido dos años más, ellos hubieran tenido que unirse al ejército. Probablemente no se habrían conocido, no habrían hecho esa música. La historia es una serie de pequeños momentos y coincidencias que crean las condiciones para que algo nuevo sea hecho.
¿Y esa experiencia de la guerra que lo “moldeó” cómo se trasladó a sus libros?
Hay cierto carácter británico que se formó en esa época. Había una especie de melancolía, tristeza y grisura que se aliviaba con humor. Y creo que eso dio origen a un muy característico sentido británico de la sátira, de la ironía, y del tipo de humor que surge de estar en un mal lugar y hacer bromas sobre ello. A menudo he pensado en la diferencia entre los Beatles y los Beach Boys. Culturalmente, hay una enorme diferencia. En los Beatles puedes notar que ellos habían crecido con sus padres, escuchando la músicade sus padres, todos en una pequeña habitación. Y, ya sabes, está lloviendo y nadie tenía dinero y esperas durante un largo rato el bus... Y entonces escuchas a los Beach Boys, y se trata de los coches de sus padres, que conducen por ahí, bajo el sol. Esa era una vida de ciencia ficción para los Beatles y para nosotros. Esa sensación de posibilidad (que había) en América que no creo que tuviéramos en ese momento. La razón por la que los Beatles quisieron trabajar con George Martin, de hecho, quien produjo todos los discos de los Beatles, fue que él producía a sus comediantes favoritos. No tenía nada que ver con la música. Ellos simplemente adoraban a esos comediantes y George Martin los conocía y ellos pensaban que eso era increíble. Y eran comediantes que sus padres amaban también. Así que hay una especie de conjunción: tenían la influencia americana, amaban la música americana, pero provenían de una sensibilidad británica.
La escritura refleja de algún modo el viaje emocional que estamos viviendo. Encontré en su obra un viaje que va desde Alta fidelidad hasta Juliet, desnuda y, al parecer, desde la necesidad de entender hasta la aceptación y la sensación de que se puede lograr. ¿Es errado?
Definitivamente, puedes ver en Cómo ser buenos y En picado que mi seriedad era bastante profunda en ese momento. Que había cosas que habían estado pasando en mi vida privada con mi hijo que eran muy difíciles y me hicieron mirar el mundo de una manera diferente.
(El primer hijo de Hornby, Danny, tiene trastorno del espectro autista, TEA, y Hornby creó, junto a su exesposa, en 1997, TreeHouse School, una escuela para niñas y niños con TEA).
Si la vida se ha vuelto de repente más difícil para ti de formas que no esperabas, eso se reflejará en lo que estás escribiendo. Y eso pasó absolutamente con esos dos libros en particular. (…) Atravesé una puerta, donde había una habitación de la que no sabía nada hasta Danny.
Sus libros tocan temas duros (suicidio, depresión, discapacidad, soledad…), pero de una forma que no duele, sino que acompaña, dialoga con quien lee. Quizás incluso más de lo que lo haría un tratado de filosofía. Pero entonces, ¿por qué existe discriminación hacia la cultura popular, hacia la sencillez, lo no académico o no “elevado”? ¿El sistema le teme a la sencillez?
Existe toda una industria que se dedica a volver las cosas complicadas. Mucha gente se quedaría sin trabajo en las universidades y en las páginas literarias de los periódicos si no existieran estas cosas complicadas que diseccionar. Creo que a la gente, a los lectores y espectadores no les es de demasiada utilidad esa complicación. Así que prefiero leer y ver todo lo que hay en el mainstream (en la corriente o tendencia mayoritaria, popular), donde la gente está desafiando lo convencional, pero de un modo que no aliena a la gente. Para mí, este es el arte más importante.
Creo que las cosas cambiaron en las décadas de 1920 y 1930, sin duda en Inglaterra, debido al aumento de la alfabetización. Cuando no todo el mundo sabía leer, era muy fácil decir: “Esto es genial y no puedes hacerlo (acceder a ello)”. Pero cuando todos supieron leer, entonces hubo una élite que volvió las cosas más complicadas porque no querían ser entendidos por las masas. Hay un escritor brillante, John Carey, profesor de Oxford, que habla de esto de manera increíblemente interesante en su libro Los intelectuales y las masas, allí menciona que hay una suerte de generación que incluye a Virginia Woolf, T. S. Eliot y otros, que eran esnobs, no consideraban a la gente trabajadora como personas y hablaban solo con sus pares, y era una conversación muy reducida. Pero, a medida que la vida ha ido avanzando, creo que los guardianes, los críticos literarios y demás son más parecidos a nosotros de lo que solían ser. Ya no existe la misma división, y la música pop se toma mucho más en serio de lo que se solía tomar. Las películas se toman mucho más en serio. Así que ya no creo que exista la misma división entre cultura popular y alta cultura. Creo que la cultura pop (popular) ganó.
Los libros de Hornby han sido publicados en castellano por Anagrama.

Los libros de Hornby han sido publicados en castellano por Anagrama.

Foto:Archivo particular

¿Realmente?
Sí, derrotamos a la alta cultura. Ahora es de un interés minoritario la alta cultura. Cuando solía estar en el centro de un modo que, si no te gustaba esto, entonces no eras una persona apropiada o inteligente. Pero creo que ese argumento ha perdido.
¿Qué pasa cuando a las “industrias” de la emoción y de la pasión (la música, la literatura…) se les quita la emoción, porque prevalecen los números, por ejemplo?
No me siento desesperanzado respecto a la creatividad. Creo que las novelas están atravesando un mal momento. Creo que… (piensa) Si miras la historia de la escritura, los escritores siempre han seguido el dinero. Quiero decir, desde siempre.
Shakespeare wrote for money (Shakespeare escribió por dinero), su compilación de columnas...
Sí, Shakespeare wrote for money. Él escribía por dinero. Tenía una familia que alimentar y una compañía de teatro que necesitaba fondos y lo necesitaba desesperadamente. Pero en ese momento, la manera de hacer dinero era con obras de teatro. Luego, los poetas del Romanticismo… Todo el mundo leía poesía en el siglo XIX. Y luego, en Inglaterra, mucha gente volvió al teatro en los años 50. Ningún talento realmente creativo habría trabajado en televisión (en ese momento). Pero ahora, la televisión tiene la mejor escritura, creo, los mejores programas tienen la mejor escritura. Y, si estás empezando hoy como escritor y tienes talento, no se te ocurriría escribir poesía o teatro; no si quieres vivir de esto. Escribirías para televisión. Así que siempre existe este enjambre de talentos, como abejas, y a lo largo de los siglos van para aquí, al teatro (une sus manos y las va moviendo en un semicírculo frente a él); luego van para aquí, a la poesía; luego van para aquí, al teatro; luego van para aquí, al cine; luego van para aquí, a las novelas; y ahora están yendo a la televisión. Pero es la misma creatividad y las mismas mentes brillantes. Solo tenemos que observar hacia dónde van.
En varias entrevistas dijo que las historias hoy no tienen un final o terminan cuando la gente lo decide. ¿Por qué hoy nada acaba: sagas, series, etc.? ¿Qué dice eso de nosotros como sociedad?
Esa es una buena pregunta sobre el dinero. Está cambiando el arte de contar historias. Y no en un buen sentido. Si algo tiene éxito, entonces tienes que encontrarle una secuela. Creo que los artistas no están necesariamente interesados en escribir una secuela, a menos que se les haya acabado la suerte. Si yo escribo ‘Fiebre en las gradas 2’, sabrás que se me ha terminado y que estoy desesperado. De otro modo, no lo escribiría. Todo lo que quería decir estaba en ese único libro. En cierto sentido, ya no tenemos que pensar en el final, como cultura. Eso se ha perdido como un arte como resultado de interminables, interminables, interminables secuelas. Aunque, de nuevo, las mejores series sí terminan como es debido. Los Soprano, Succession, Friday night lights fueron concebidas para tener un final. Ahora mismo estoy intentando escribir una serie de televisión, que tendrá tres temporadas. No más. Pero fue concebida como una obra en tres actos: acto uno, acto dos, acto tres. Estoy trabajando con algo que tiene una forma convencional. Pero las cosas de la cultura pop que no tienen un final, sí, pueden ser un problema. Sin embargo, creo que si miras a largo plazo, morirán, y la gente pensará en una forma distinta de hacerlo.
Porque necesitamos un final, ¿no cree?
Creo que necesitamos un final como consumidores de estas cosas, sí, absolutamente. Pero las cosas que nunca terminan tal vez son solo una forma muy ligera de entretenimiento. Y sigo pensando que se están haciendo muchas cosas que la gente ama y que significan algo para ellos, y yo me centro en esas cosas y no en las que no están concebidas para ser amadas.
Para terminar, me gustaría volver a algo que dijo al comienzo: que estamos solos en la búsqueda del entendimiento completo. ¿Hay alguna esperanza en ello o no?
(Piensa recostado hacia atrás en la silla y mirando hacia la ventana, por donde entra la luz de la tarde que ahora le da de lleno sobre la cara). Pienso que lo que nosotros hacemos es armar un patchwork, en grupo. Y, si tienes suerte, entonces esta persona entiende esta parte, esta persona entiende esta parte (va señalando con el dedo hacia fuera y hacia sí mismo), esta persona entiende esta parte… Y si tienes mucha suerte de tener en tu vida a alguien que entiende la mayor parte, luego necesitarás a algunas personas más para esta parte, y para esta otra parte también. Y creo que así es como sobrevivimos.
¿Y la cultura pop nos da eso, algunos de esos retazos?
La cultura pop nos da eso, sin dudas.
Y, cuando ya nos estamos despidiendo, se interrumpe, quiere decir algo urgente. Lo dice:
Pero verdaderamente es solo cultura (no cultura pop). Es simplemente cultura (hace una pausa). Ganamos.
ANA LISSARDY
Escritora uruguaya
ESPECIAL PARA LECTURAS

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