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Bocas

Efraín Cepeda: ¿Quién es el poderoso cacique conservador que fue elegido como nuevo presidente del Congreso?

El senador Efraín Cepeda creció rodeado de figuras conservadoras, entre ellos, Álvaro Gómez Hurtado y Misael Pastrana.

El senador Efraín Cepeda creció rodeado de figuras conservadoras, entre ellos, Álvaro Gómez Hurtado y Misael Pastrana.

Foto:Ricardo Pinzón / Revista BOCAS

¿El partido conservador es 'el enemigo' de las reformas del presidente Gustavo Petro?

Mateo García AgudeloPeriodista
Efraín Cepeda, jefe del conservatismo, fue elegido como nuevo presidente del Senado. EL TIEMPO reproduce la entrevista que dio a la revista Bocas en mayo, a propósito de la decisión que tomó el Senado este 20 de julio.

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El senador Efraín Cepeda se perfila como el próximo presidente del Congreso. Es un conservador convencido que va a misa los domingos y se niega de lleno a la legalización de la marihuana recreativa. En su infancia vio a Misael Pastrana y a Álvaro Gómez Hurtado en la finca de su papá; se peleó con Andrés Pastrana, pero no dice por qué; cree en la inocencia de Iván Name y dice que su partido tendrá candidato para el año 2026. Esta es su entrevista con la Revista BOCAS.
El senador Efraín José Cepeda Sarabia (Barranquilla, 1950) está buscando votos para ser el próximo presidente del Congreso. Necesita 54. Sobre el papel los tiene, pero ¿los conseguirá? En estos días su agenda es de reuniones y alianzas. Y seguramente ha tenido que lidiar más de la cuenta con la impuntualidad. ‘Fincho’, como lo conocen en el mundo político, siempre está pendiente del reloj y le gusta estar a la hora que es, sin importar que en el Congreso todo empiece 60 minutos después de la citación. Sus asesores más cercanos dicen que se pone de mal genio cuando ve que no cruzará la puerta en el momento justo, pero su llegada a la presidencia del Congreso tendrá un enemigo más que el reloj: su llegada como jefe del Partido Conservador no caería bien en la ‘progresista’ Casa de Nariño.
Cepeda ingresó a la política en 1991, cuando fue invitado a hacer parte de la lista al Senado de la Nueva Fuerza Democrática, el movimiento de Andrés Pastrana, el hombre que luego se convirtió en uno de sus rivales políticos por una pelea de la que no le gusta hablar y –como todo un gentleman, o un político– simplemente dice de él que lo respeta. En su momento, cuando llegó por primera vez al Congreso, le pidió una licencia de dos años y medio a la empresa familiar, Inmobiliaria Cepeda, que fundó su padre, pero nunca volvió. Y 34 años después es –tal vez– el último gran barón conservador. Su último cacique. 
"Noemí Sanín fue una gran candidata", dice Cepeda, "hubiera sido una gran presidenta".

"Noemí Sanín fue una gran candidata", dice Cepeda, "hubiera sido una gran presidenta".

Foto:Ricardo Pinzón / Revista BOCAS

Es el mayor de seis hermanos formados en una familia conservadora, de niño conoció a Misael Pastrana y a Álvaro Gómez Hurtado, visitantes asiduos de la finca de su padre, como otro personaje conservador, el senador Roberto Gerlein, con quien años después fue compañero de bancada. Estudió en el Colegio San José de Barranquilla, jugaba fútbol, basquetbol y béisbol. Sus ritos principales son la misa del domingo y el almuerzo de los viernes con su familia, su esposa, Sonia, y sus hijos Efraín, Camilo y Daniela. Es aficionado a los vinos –tiene una cava con más de 3.000 botellas– y hoy es uno de los decanos del Congreso.
Ha sido tres veces presidente del Partido Conservador (2007-2009, 2011-2013 y 2023 hasta la fecha), al que llegó después de que Fuerza Democrática se unió a la colectividad, y fue presidente del Congreso entre 2017 y 2018, un lugar al que llegaría nuevamente el 20 de julio con esos 54 votos que no deja de perseguir en silencio.
El senador se ha convertido en una de las piedras en el zapato para el presidente Gustavo Petro. El partido –cuando se posesionó el presidente– estaba bajo el control de Carlos Andrés Trujillo y era un aliado firme para todos sus proyectos. Sin embargo, en una muestra de poder, Cepeda logró quedarse con la presidencia del partido y su colectividad –que se declaró independiente– fue determinante en el hundimiento de la reforma de la salud, la mayor derrota del Gobierno en el Congreso.
El senador sostiene que el Partido Conservador es el de las familias, el del orden, el de “construir sobre lo construido”; dice que han renovado varias posturas, la del aborto, por ejemplo, pero que no cederán en las drogas y no apoyarán el uso de la marihuana recreativa. “Un buen número de los conservadores entendieron y apoyaron la sentencia inicial de la Corte Constitucional de las tres causales para proceder el aborto, pero prácticamente por unanimidad rechazamos la nueva decisión de la Corte Constitucional de permitir el aborto hasta las 24 semanas”, dice. También dice que estará en la política hasta que “el pueblo crea que Efraín Cepeda le es útil” y que no cree que el actual presidente del Senado, Iván Name, haya recibido plata para aprobar las reformas sociales.
Efraín Cepeda dice que el partido conservador ha evolucionado.

Efraín Cepeda dice que el partido conservador ha evolucionado.

Foto:Ricardo Pinzón / Revista BOCAS

¿Cómo fue criarse en una familia conservadora a la que además visitaban figuras del conservatismo como Misael Pastrana y Álvaro Gómez Hurtado?
Nos criamos con valores cristianos y católicos. No faltaba la misa dominical y mi padre era miembro de la Congregación Mariana. En la casa siempre había imágenes de la Virgen María, de Jesús. Desde niños nos explicaron ese sentido religioso, tanto que todos estudiamos en el Colegio San José de Barranquilla de la Compañía de Jesús. Algunos de mis hermanos continuaron sus estudios universitarios en la Javeriana. Siempre recibíamos visitas de sacerdotes, de los obispos de la época. Mi padre no era político, pero sí de un espíritu conservador muy grande. En su finca estuvieron algunos líderes conservadores, como Misael Pastrana Borrero y Álvaro Gómez Hurtado. Él apoyaba a los congresistas de la época como Abel Francisco Carbonell y Roberto Gerlein, del Partido Conservador.
¿Tiene algún recuerdo de ellos?
Sí, hay recuerdos y fotografías. Recuerdo una foto de mi padre caminando con Misael Pastrana, tomada en algunas de sus candidaturas a la Presidencia. Él era de estar en los aeropuertos recibiéndolos y de poner a disposición la casa y la finca. Crecimos mirando la pasión que mi padre tenía por la política, sin jamás haber pensado en participar. Él solo estaba como un empresario de apoyo a los temas del Partido Conservador.
¿Y en qué momento le empezó a gustar la política?
Primero, era un tema de servicio a la comunidad desde mucho antes, de la Lonja de Propiedad Raíz, del Comité Intergremial del Atlántico. Se trataba de hacer muchas acciones en favor de los servicios, siempre pensando en la gente. Esa intención siempre la tuve, nació conmigo impulsada por mi familia, por los jesuitas. Y en ese momento de conmoción nacional donde se revolcaba un Congreso, donde soplaban nuevos aires en la política, fui invitado a participar. Eran dos años y medio, por lo que pedí una licencia por dos años y medio de mis actividades empresariales porque la invitación era para comenzar a desarrollar la nueva Constitución. La idea era que regresara al sector privado, pero va pasando el tiempo, vienen los retos y ya cumplí 33 años en el Senado.
¿Cuáles son los políticos que más lo han influenciado?
La casa Pastrana tuvo gran influencia en mí, la casa Gómez Hurtado también es de mucha admiración. Asimismo, César Gaviria, quien fue el primer presidente que me tocó cuando llegué al Congreso y hoy en día tiene participación importante en la política.  
Andrés Pastrana, expresidente de Colombia.

Andrés Pastrana, expresidente de Colombia.

Foto:Sergio Acero. EL TIEMPO

¿Tiene alguna relación hoy con Andrés Pastrana?
No tenemos ningún tipo de comunicación. Él tiene su propio partido político hoy, diferente al Partido Conservador.
¿Cómo se dañó esa relación? ¿Qué pasó?
No le puedo decir más que siento respeto, siempre, por el presidente Pastrana.
Hablando de presidentes, ¿alguna vez pensó en ser presidente de Colombia?
Sí, incluso para el periodo anterior fui precandidato del partido. Luego se tomó la decisión de apoyar a Barguil.
¿Por qué cree que desde Andrés Pastrana no hay un presidente conservador?
Hemos hecho los esfuerzos. Noemí Sanín fue una gran candidata y se hizo una consulta popular con Andrés Felipe Arias que no nos favoreció, pero hubiera sido una gran presidenta. Venimos haciendo esfuerzos como la de este último periodo, en el que seleccionamos a David Barguil, quien dejó los colores conservadores muy en alto, pero hicimos una consulta popular y ahí no clasificamos a la final. En este momento estamos construyendo una plataforma ideológica que va a servir de base para esa contienda del 2026. De hecho, ya hay varios precandidatos, pero no estoy autorizado para decir nombres. Vamos a tener candidato en el 2026, sin descartar que podamos hacer alianzas con otros partidos.
¿Y usted va a ser el próximo presidente del Congreso?
Eso dependerá de la voluntad de mi partido y de la plenaria del Senado. Hay unos acuerdos que siempre se han cumplido, y este periodo legislativo le corresponde al Partido Conservador.
Pero ¿no hay riesgo de que el Gobierno se meta otra vez en el partido y busque votos para otro candidato, como el senador Trujillo?
Esperamos que se respete la autonomía del Congreso y la decisión del partido de acuerdo con la división de poderes.
¿Qué opina de este escándalo que salpicó a los presidentes de Senado y Cámara?
Son hechos que están por probarse.
María José Pizarro e Iván Name

María José Pizarro e Iván Name

Foto:Néstor Gómez. EL TIEMPO

Usted conoce al presidente del Senado, Iván Name, señalado de recibir plata para aprobar las reformas sociales. ¿Ve a Name recibiendo plata en efectivo?
De ninguna manera.
En la primera sesión después de que Sneyder Pinilla prendió el ventilador, usted abrazó a Name. ¿Qué le dijo?
Confío en ti.
¿Cómo funciona la política de la costa, en la que se habla tanto de casas en las que –entre otras cosas– los conservadores todavía son muy fuertes?
La política de la costa ha sido una política de grandes mayorías liberales. No fue fácil nadar en esas aguas, especialmente en el Atlántico, donde había jugadores políticos de gran estatura moral e intelectual, con mucha capacidad de poner votos, como la casa Gerlein, la casa Name, la casa Char, que tenían, cuando yo ingresé, muchos años de estar ahí. Algunos de ellos habían apostado, según me lo confesaron, que mi único periodo sería el de la lista cerrada con la que ingresé en el año 91 y vaticinaron que no me volverían a elegir en 1994.
¿Cómo afectó el caso de Aída Merlano a la política y a las casas de la costa?
Fue un golpe demoledor.
¿Los Gerlein lograron recuperarse tras el escándalo de Aída Merlano?
Es la casa conservadora más importante del departamento del Atlántico. En las últimas elecciones Roberto Gerlein no fue el candidato de esa casa. Luego falleció. Ambos episodios hicieron que esa casa no continuara en la política, sin embargo, sigue siendo una familia muy respetable del Atlántico y la región Caribe.
¿Y la casa Char?
Hay un gran reconocimiento a la casa Char por su accionar por Barranquilla y el Atlántico. Ellos encabezaron el milagro de Barranquilla y han dejado huella en el Atlántico. Han sido grandes gobernantes. Nos sentimos muy orgullosos de la ciudad que tenemos, del departamento que tenemos. Por eso la casa Char es tan admirada. Yo he sido su aliado.
Dicen que en su oficina de Barranquilla las personas hacen fila para hablar con usted…
Sí, así es. Desde mi primera elección mucha gente me decía que lo malo de quienes hacemos política es que nos eligen y luego no nos consiguen, no nos encuentran. Me hice el compromiso de tener una oficina abierta, y desde hace 33 años está abierta.  
Efraín Cepeda le dijo a Iván Neme: "confío en ti".

Efraín Cepeda le dijo a Iván Neme: "confío en ti".

Foto:Ricardo Pinzón / Revista BOCAS

¿Existe ‘la casa Cepeda’? ¿Sus hijos seguirán en la política?
No, mis hijos son unos muy buenos opinadores políticos y me ayudan mucho, vivo muy agradecido. Así como mi esposa, Sonia, que también es observadora, opinadora, y me apoyan en las campañas. Pero ninguno quiere lanzarse ni continuar mi legado. Ya están en sus actividades privadas. A ellos ni les ofrezco ni les impido, pero los tres dicen que ellos no.
Usted conoce al presidente Petro desde el Congreso, ¿pensó alguna vez que llegaría a la Presidencia?
Se notaban mucho sus aspiraciones presidenciales. Estuvo muy cerca en el periodo anterior y sí pensábamos que en algún momento iba a ser presidente.
¿Y cómo cree que le ha ido?
Como presidente del partido no puedo ponerme a emitir una calificación cuando esto es un tema de bancada, de directorio nacional. Pero la búsqueda de los consensos es un tema en el que yo llamaría la atención, así como en abrirle más las puertas al sector privado; veo desestímulo en la inversión, sectores como la industria y el comercio tienen 12 meses ya de crecimiento negativo. Necesitamos impulsar la generación de empleo y ese músculo financiero le sirve mucho al desarrollo nacional.
¿Cree que se quiere quedar en el poder?
El presidente debe ser respetuoso de la Constitución.
Y usted… ¿hasta cuándo se va a quedar en el Senado?
Para estas decisiones siempre he tenido en cuenta la opinión de mi familia, mi esposa, Sonia, mis hijos y mis tres nietos pequeños, que todavía no opinan, pero también pienso en ellos. Sin duda, es un sacrificio estar alejado de mi familia tres o cuatro días a la semana. Cuando uno llega a región tampoco está todo el tiempo con ellos porque tiene que estar poniéndoles el oído a las comunidades. Las opiniones de ellos las respeto. Hasta que el pueblo crea que Efraín Cepeda le es útil estaremos en la actividad política.
¿Cómo fue su vida como empresario, antes de entrar a la política en 1991?
Ingresé a la Universidad de los Andes, en Bogotá, a estudiar Economía. Es una universidad bastante exigente, con un nivel académico muy alto. Cuando terminé mis estudios me ofrecieron empleo en una multinacional, pero mi padre, cuando corría el año 74, estaba agotado de manejar solo la inmobiliaria familiar (Inmobiliaria Cepeda) y sus negocios en el sector agropecuario. Tuve que regresar a Barranquilla a ayudarle. Asumí las riendas de la inmobiliaria hasta 1991, cuando ingresé al Senado. 
La gente hace fila en su oficina en Barranquilla para poder hablar con él. "Hace 33 años está abierta", dice Efraín Cepeda.

La gente hace fila en su oficina en Barranquilla para poder hablar con él. "Hace 33 años está abierta", dice Efraín Cepeda.

Foto:Ricardo Pinzón / Revista BOCAS

¿Y cómo le fue?
Debo decir que mi actividad profesional no solamente se daba por nuestra empresa inmobiliaria. Integré la junta directiva de la Lonja de Propiedad Raíz de Barranquilla. Luego fui presidente de la Federación Colombiana de Lonjas de Propiedad Raíz y fundamos las lonjas en la mayoría de departamentos del Caribe. Además, fui presidente del Comité Intergremial del Atlántico. Desde ahí emprendimos una dura lucha para recuperar los servicios públicos de la ciudad, especialmente del agua potable, que estaba postrado. No había agua en Barranquilla. Era deprimente lo que sucedía. No llegaban los inversionistas y encabecé una cruzada no solamente con los gremios económicos, también con entidades cívicas, universidades, sindicatos y encabezamos la liquidación de esas empresas públicas de la época, así como la fundación de la AAA, que en ese momento era una empresa por acciones ciudadanas y la gente hacía cola para comprar las acciones. Lo cierto es que esa empresa no solo le devolvió el agua potable y el aseo a la ciudad, sino que comenzó a escribirse el futuro, porque ahí empezaron a llegar empresarios de otras regiones del país y del exterior. La ciudad comenzó a despegar.
Usted frecuentemente hace citas y referencias sobre Álvaro Gómez, como que existe más conservatismo que Partido Conservador en Colombia. ¿Cómo fue su relación con él?
Tuvimos algunos encuentros con la bancada en el Congreso. Recuerdo un día en que lo invitamos a un retiro de la bancada y puso su discurso escrito sobre una silla. Me quedé conversando con él y cuando buscó su discurso no estaba. No lo encontró. Se le perdió, pero se jaló una intervención todavía más importante y más de fondo que si hubiese encontrado su discurso. Fue una intervención brillante. Era un hombre de pensamiento profundo, muy conservador y se presentó como candidato a la Presidencia sin fortuna. Era un estadista integral. Siempre decía la frase de que en Colombia hay más conservatismo que Partido Conservador, y creo que perdura hasta estos tiempos.
¿Cómo fue su llegada al Senado por la lista de Andrés Pastrana? Era el nuevo Congreso con una nueva Constitución…
Era un Congreso de lujo, de grandes personalidades. Pero no tenía ni idea, no había sido ni concejal, ni diputado. No había estado nunca en la participación política, de manera que me tocó duro entender cuál era el accionar. Me ponía a estudiar esos temas y, realmente, al principio era muy difícil entender cómo se tramitaban las cosas, la importancia de citar a debates, de presentar proyectos, desarrollar la nueva Constitución. Pero fuimos aprendiendo por el camino, estudiando y consultando. Tuve algunos miembros del Partido Conservador que me orientaron bastante. Menciono a Argelino Durán Quintero, a quien desafortunadamente a los pocos meses secuestraron y asesinaron. Con él tuve varias tertulias alentadoras. Lo mismo con el expresidente del partido Hugo Escobar Sierra, que en paz descanse. Recuerdo que esas dos personas me ayudaron mucho. Y recuerdo algunas visitas que hice a la casa de Misael Pastrana, hombre muy sabio. Y, por supuesto, el equipo en esos inicios formado y dirigido por Andrés Pastrana. Recogimos muchas esperanzas.
¿Y cómo era la relación con el otro bando, el Partido Liberal?
Lo más difícil del Congreso era que el Partido Liberal tenía mayoría absoluta. Ningún otro partido tenía derecho a presidir el Senado, ningún otro partido podía impulsar proyectos de ley sin el visto bueno de las mayorías absolutas del Partido Liberal.
¿Cuál fue su primer proyecto de ley?
Recuerdo la primera ley aprobada, que fue cuando la Universidad del Atlántico tenía muy bajos presupuestos. Presenté un proyecto de ley para que la Universidad del Atlántico no pudiera tener un presupuesto más bajo que el promedio nacional, y ese proyecto pasó. Se hicieron varias leyes conjuntas con la bancada de la Nueva Fuerza Democrática. Unas salían y otras naufragaron porque había mucho celo político para la siguiente elección presidencial, en la que los principales aspirantes eran Andrés Pastrana, por las fuerzas conservadoras, y Ernesto Samper, por el Partido Liberal. De manera que los celos afloraban en los debates del Congreso.  
La entrevista de César Rincón está en la nueva edición de Revista BOCAS que, una vez más, tiene dos portadas: Fonseca y Fonsi.

La entrevista de Efraín Cepeda está en la nueva edición de Revista BOCAS que, una vez más, tiene dos portadas: Fonseca y Fonsi.

Foto:Archivo particular

En el 2006 usted fue elegido presidente del Partido Conservador por primera vez. ¿Qué significó dirigir las toldas azules?
Estas dignidades en el partido generalmente me han sido ofrecidas siempre por algunos parlamentarios y directoristas cercanos. Era un momento de dificultades en que me di a la tarea de hacer una reforma de estatutos y sacamos unos estatutos modernizados y supimos, también, conducir al partido, como ha sucedido en mis tres presidencias, a triunfos electorales contundentes y muy importantes.
¿Cómo fueron esos 8 años de la presidencia de Juan Manuel Santos? Usted se convirtió en uno de los senadores más respetados y fue presidente del Congreso.
En el Partido Conservador hemos apoyado todos los procesos de paz. Apoyamos a Belisario Betancur, a Andrés Pastrana y, por supuesto, no podía ser la excepción el gobierno de Juan Manuel Santos. De manera que un grupo mayoritario del partido decidió acompañarlo. Me eligen presidente del Senado en el periodo 2017-2018, en el que se desarrollaba el fast-track, y jugamos un papel importante. Hacíamos varias plenarias a la semana desde las 3 de la tarde hasta las 12 de la noche, mientras logramos sacar ese paquete legislativo. Al final me tocó determinar que no se habían aprobado las curules de paz, un tema polémico. Y Santos, que era un hombre de honor, me llamó a alguna reunión de final de año. Yo no me sentía bien invitado, pues acababa de hundir las curules. Me recibió esa noche diciendo que se iba a hablar de la agenda legislativa menos de las curules de paz, y fue una noche muy grata porque se habían logrado muchos éxitos en ese fast-track. Participamos muy activamente en el tema de la paz, participamos en una consulta popular que no era necesaria, pero el presidente de la República así lo quiso.
¿Qué significó para usted llegar a la Presidencia del Congreso?
Ya teníamos la experiencia. Había ingresado al Senado en el 91 y llevaba 16 años en el Congreso. Lo asumí con responsabilidad y dando plenas garantías a todos los sectores políticos, tanto de gobierno como de oposición, como me he caracterizado durante mi vida política y profesional. Recuerdo, con satisfacción, que el día cuando entregué la Presidencia me pidieron la palabra varios senadores. El primero fue el expresidente y entonces senador Álvaro Uribe Vélez, quien estaba en una orilla diferente a la mía. Fue el primero en reconocer la manera como había brindado garantías al Centro Democrático y a todos los sectores políticos. Eso es lo que me ha caracterizado. Hemos aprendido a nadar en varias aguas, en aguas tranquilas, que no son muchas, y en aguas turbulentas como las de hoy.
¿Qué es ser conservador en el 2024?
Siempre hemos enfocado el ser conservador como un servicio integral a la comunidad, fundamentalmente a las clases y sectores menos favorecidos, a las regiones menos favorecidas, y por supuesto poder hacer los debates con altura, escucharnos todas las partes, tener la capacidad para concertar iniciativas legislativas de los gobiernos cuando los gobiernos tienen esa actitud de concertación.
Pero, ¿ser conservador no es ser un godo que va a misa?
No, el Partido Conservador también ha evolucionado, conservando los principios básicos de la defensa a la familia, de ser el partido del orden, pero hemos evolucionado en los debates internos que, por su puesto, nos escuchamos. Hemos apoyado temas que favorezcan a la comunidad, pero no los que consideramos nocivos. Por eso nos opusimos en su momento a la marihuana recreativa porque pensamos que realmente le hace un grave daño a la juventud, a la comunidad. En temas como ese y relacionados con la familia hemos tenido unas banderas claras, pero siempre dispuestos a conversar, siempre dispuestos a escuchar. Es un Partido Conservador de mente abierta. 
Cepeda confiesa que, en su trabajo en el Congreso con Gustavo Petro, siempre lo vio como un futuro presidente.

Cepeda confiesa que, en su trabajo en el Congreso con Gustavo Petro, siempre lo vio como un futuro presidente.

Foto:Ricardo Pinzón / Revista BOCAS

¿Hay algún tema que hace 50 años jamás hubieran apoyado, pero que hoy hayan cedido?
Por ejemplo, un buen número de los conservadores entendieron y apoyaron la sentencia inicial de la Corte Constitucional de las tres causales para proceder el aborto, pero casi que por unanimidad rechazamos la nueva decisión de la Corte Constitucional de permitir el aborto hasta las 24 semanas.
¿Cómo ha sido el cambio generacional del Congreso? Usted antes era uno de los jóvenes y ahora es uno de los decanos...
Hasta las formas y la manera de vestir eran diferentes. Era obligatorio el saco y la corbata y había una mayoría absoluta del Partido Liberal, donde los otros partidos podíamos opinar, pero no teníamos los votos. Era una clase política tradicional y empresarios que daban el salto a la actividad política. Era mucho más difícil profundizar en los temas porque era difícil poder estudiar, revisar antecedentes. Aquí teníamos que tener la Gaceta del Congreso en la mano y en papeles para poder estudiar y revisar los proyectos. Era más difícil ese accionar, y con la llegada de los celulares, el internet, este es un Congreso bien distinto, donde hay otras expresiones. Hoy hay influenciadores, expertos en redes sociales.
¿Usted considera que es el último barón conservador?
Pregúnteme eso dentro de 10 años.
Mateo García AgudeloPeriodista
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